Los principales y más conocidos trastornos del sueño

Los trastornos del sueño abarcan un conjunto de afecciones que inducen a la persona a un estado de alerta o de vigilia, perturbando los patrones habituales de conducta nocturna. Muchas de estas afecciones son producto de la ingesta de sustancias estupefacientes, y de enfermedades que alteran el sistema nervioso, las cuales condicionan esta alteración, así como también factores afectivos y la malnutrición conllevan a estos estados. También puede darse el caso, de que sean estas enfermedades del sueño, las que ocasionan daños en estructuras cerebrales alterando el equilibrio psico-emocional del individuo.

El sueño es un proceso activo en el que intervienen diversos factores psicodinámicos, neurotrasmisores y estructuras cerebrales complejas, y  aunque parezca irónico consiste en ese estado se evidencia una alta actividad cerebral. Durante el sueño ocurren varios fenómenos en nuestro cuerpo: se produce una relajación postural característica, se elevan los umbrales sensoriales para desvincularnos del medio ambiente y aparece un patrón distintivo de actividad eléctrica cerebral.

¿Por qué necesitamos dormir?

El sueño  juega un papel primordial en nuestro bienestar emocional, ya que  ayuda a consolidar funciones neuronales, y desecha aquellas que no tienen importancia. También cumple un papel importante en funciones inmunes, endocrinas, de aprendizaje y memoria.  Ayuda a consolidar los nuevos recuerdos y a actualizar los antiguos haciendo una comparación con la información nueva que obtuvimos durante el día. También permite crear nuevas conexiones neuronales filtrando de estas las que no tienen importancia. El cerebro dormido sabe qué información nueva es lo suficientemente significativa como para mantenerla y que información es irrelevante y puede atenuarse o desaparecer.

Científicos han descubierto recientemente que los buenos hábitos de sueño también fortalecen el cerebro a largo plazo y lo auxiliarían en tareas de regeneración. Todos estos procesos no pueden llevarse a cabo mientras estamos despiertos, por este motivo los trastornos del sueño afectan la calidad de vida del ser humano.

Factores que afectan los patrones del sueño

Existen factores que inciden sobre nuestros hábitos nocturnos, por eso es importante descartar su incidencia en primer lugar antes de hablar de trastornos del sueño.

Edad: El sueño también se ve afectado por el envejecimiento, ya que al igual que otras funciones psicológicas y fisiológicas, es objeto de un deterioro al alcanzar cierta edad. En adultos mayores, se observa la presencia del denominado sueño polifásico, lo que quiere decir que el sueño no se limita al periodo nocturno, por lo que pueden llegar a presentar periodos de vigilia en las noches.

Estudios demuestran que el tiempo de sueño va experimentando una reducción gradual conforme envejecemos. Esta alteración es debida al envejecimiento, y no se corresponde a los llamados trastornos del sueño. A continuación se mostrarán el número de horas que suele dormir el ser humano en distintos periodos de su vida:

  • Recién nacido: 17-18 horas
  • Niño: 9-12 horas
  • Adolescente: 7,5 horas
  • Más de 65 años: Aproximadamente 6,5 horas

Alimentación: Estudios han demostrado que existe una estrecha relación entre la alimentación y la calidad del sueño. Por ello se sugiere en primer lugar evaluar los hábitos alimenticios a fin de evaluar si la causa de la alteración de los patrones de sueño se debe a lo que estamos ingiriendo. Los especialistas recomiendan la ingesta de alimentos que el aporten el aminoácido triptófano, ya que este incrementa los niveles de serotonina y con ello, la cantidad y calidad del sueño. Los huevos, leche, cereales integrales, chocolate, avena, dátiles, y plátanos, son algunos ejemplos de alimentos que contienen triptófano. 

La alergia a las proteínas de la leche, o a otros alimentos,  es otra de las posibles causas de insomnio. En los niños con trastornos del sueño, en primer lugar se suele proceder a descartar alergias alimentarias. Se recomienda moderar el consumo de alcohol y cafeína, y mantener el peso corporal próximo al óptimo.

Trastornos del sueño más frecuentes

Narcolpsia  

La narcolepsia se origina por concentraciones bajas de mensajeros químicos en el cerebro (dopamina y noradrenalina), y por factores genéticos. Se caracteriza porque la persona siente una somnolencia excesiva durante el día. La sensación de cansancio es incontrolable, al punto que la persona no controla el impulso y se queda dormida. Por lo general a horas inapropiadas estos periodos de somnolencia extrema se dan cada 3 o 4 horas, este impulso de dormir es irrefrenable y le incapacita, obligándole por lo general a dormir un corto espacio de tiempo para poder continuar.

Descripción: Las ondas cerebrales de una persona despierta muestran un ritmo regular, y una vez inicia el periodo de descanso éstas tienden a volverse más lentas y menos regulares. Èste estado es definido como sueño sin movimiento ocular rápido (non-rapid eye movement o NREM sleep).

Transcurrido un tiempo, la persona cae en un estado de sueño profundo (aproximadamente 1 hora), en el que las ondas cerebrales comienzan a mostrar un patrón activo. Este estado de sueño, llamado de movimiento ocular rápido (rapid eye movement o REM), es aquel en el que los sueños ocurren. En los pacientes con narcolepsia, el orden y longitud de los periodos de sueño NREM y REM están perturbados. Por ello se puede decir que la narcolepsia consiste en la alteración en el orden de las etapas del sueño.

Consecuencias:

  • Pérdida del tono muscular
  • Debilidad
  • Alucinaciones hipnagógicas
  • Puede causar cataplejía

La enfermedad afecta a un bajo porcentaje de la población, y este padecimiento a menudo no se diagnostica. Esta enfermedad suele manifestarse en personas entre los 20 y 30 años.

Tratamiento:

El tratamiento para la narcolepsia depende de cada individuo, sin embargo el tratamiento más extendido consiste en la utilización de anfetaminas, pero estas producen desagradables efectos secundarios (además de producir adicción): irritabilidad, cefalea, palpitaciones, temblores musculares y sudoración excesiva. El metilfenidato es la sustancia que ha venido sustituyendo a las anfetaminas; entre las ventajas que tiene es que se observa menos repercusión sobre la presión arterial, menos disminución del apetito y menos desarrollo de tolerancia.

Insomnio

Sueño de duración insuficiente, habitualmente acompañado de experiencia subjetiva desagradable y disminución de la vigilancia cuando el sujeto está despierto, con sensaciones secundarias de cansancio y somnolencia diurna. Entre los trastornos del sueño, este es quizás el más conocido, y consiste en una alteración de los hábitos, que se caracteriza por la dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormido. Realmente el insomnio no tiene causas físicas por lo que muchas personas no la consideran una enfermedad. Puede estar relacionado a muchos factores, especialmente la ansiedad, el nerviosismo, la depresión o el miedo.

Los síntomas que a su vez provoca el insomnio incluyen irritabilidad, cansancio durante el día y problemas para concentrarse o para concentrarse o para trabajar bajo presión. El tratamiento del insomnio depende de la causa y la severidad. Existen muchos fármacos empleados, siempre bajo supervisión del médico y prescripción facultativa. Pero antes de llegar a ese tratamiento existen otras medidas más eficaces. Algunos cambios simples en el estilo de vida, como imponerse un horario regular para dormir, pueden mejorar el sueño en la mayoría de las personas que sufren insomnio.

Una recomendación general en pacientes con insomnio es que deben evitar los descansos diurnos y la permanencia en la cama durante las primeras horas de la mañana, ya que ambos afectan el sueño nocturno y agravan los síntomas. En casos graves de insomnio el paciente transferido a terapias psicológicas.

Apnea del sueño (hipersomnia)

Imagínate que estás durmiendo, y de repente se te corta la respiración, y así como en una película de terror el protagonista se levanta con el rostro sudado y la sensación de que el aire abandonó tus pulmones, así se despierta una persona que sufre este trastorno del sueño, con la diferencia de que el periodo de interrupción de la respiración suele ser más largo.

Según la frecuencia de las pausas respiratorias se clasifica en:

  • Leve: La respiración se interrumpe entre 10 y 20 veces por hora.
  • Moderado: si sucede de 20 y 30 veces por hora.
  • Severo: si ocurren más de 30 veces por hora.

¿A qué se debe? Los estudios realizados en personas con esta afección muestran que está asociada a   una obstrucción (estrechamiento) de las vías respiratorias superiores o a un trastorno respiratorio. Aunque se ha comprobado que también hay otras enfermedades, como la insuficiencia cardiaca, asociadas a este trastorno de sueño.

Descripción de un episodio: La persona duerme plácidamente y de repente sucede una interrupción temporal de la respiración de más de diez segundos de duración, y aparte de la desesperación y angustia vividas, se genera un colapso como consecuencia de la falta de oxígeno. Entre otras consecuencias, se tiene que las personas con esta afección aumentan la concentración de anhídrido carbónico en la sangre

Síntomas: Las personas que padecen esta enfermedad presentan un ronquido irregular y fuerte con pausas en la respiración, muchas veces los pacientes no vuelven a conciliar el sueño por temor a que se repita el cuadro. Como consecuencia del cansancio, la persona puede experimentar cambios en el estado de ánimo, problemas de concentración e incluso depresión.

¿Cómo reducir su ocurrencia?

Usualmente, los pacientes mejoran, espaciando estos episodios luego de modificar algunos hábitos:

  • Bebidas alcohólicas, estas alteran el sistema nervioso, y por lo tanto su ingesta incide en este trastorno de sueño. Es por ello que los doctores recomiendan suspender su ingesta, en especial de noche.
  • Peso, uno de los factores que afecta es el sobrepeso. Por eso, tener un peso saludable reduce los riesgos de padecerla.
  • Horarios de sueño regulares

Síndrome de piernas inquietas

Se trata un desorden sensitivo motor primario caracterizado por una fuerte e irresistible urgencia de mover las piernas, involucrando una o ambas piernas. En casos de avanzada severidad, la urgencia puede incluir los brazos y otras partes del cuerpo (tronco y cabeza), pero invariablemente involucra las piernas cuando los síntomas aparecen. Las molestias causadas por este trastorno empeoran o aparecen principalmente al atardecer o durante la noche. Una persona que no está siendo sometida a tratamiento alcanza la máxima sintomatología entre las 12:00 de la noche y las 4:00 de la madrugada, experimentando periodos de alivio entre las 6:00 de la mañana y las 12:00 del mediodía.

Síntomas:

  • Necesidad o irresistible de mover las piernas. Lo más común es que los síntomas se localicen entre el tobillo y la rodilla.
  • Los síntomas ocurren o empeoran durante el sueño, el reposo o la inactividad. Siendo más intensos cuando se prolonga este.
  • El paciente siente alivio en sus molestias moviendo las piernas. La sensación de bienestar, no siempre es completa y aparece de forma inmediata manteniéndose tanto tiempo como dura el movimiento.
  • Trastornos en los patrones del sueño: Más del 90 %  de las personas que acuden a consulta médica por esta enfermedad, lo hacen porque ven afectados su descanso. Las alteraciones del sueño son caracterizadas por un incremento en la latencia del sueño, fragmentación del sueño, un tiempo total de sueño

Tratamiento:

El tratamiento más utilizado es la terapia dopaminérgica que consiste en la administración de un precursor de la dopamina.

Las estrategias que se siguen para tratar esta enfermedad son diversas, desde terapias de higiene del sueño hasta la utilización de drogas anticonvulsivas como la carbamazepina y gabapentina. En algunos casos se incluye el tratamiento con derivados de los opioides y benzodiazepinas. Para el caso de pacientes con deficiencias de hierro, el tratamiento consiste en la administración de suplementos alimenticios ricos en hierro.

Terrores nocturnos

Todos fuimos víctimas de pesadillas en algún momento de nuestras vidas, y alguna vez nos despertamos en medio de la noche aterrados por efecto de algún sueño perturbador, pues bien, ¿te imaginas vivir episodios de pánico noche tras noche? ¿Podrías soportar que tus peores miedos te visitaran cada día?

Usualmente la persona que sufre de terrores nocturnos, vivió alguna experiencia traumática que no ha podido superar. También está el caso de personas con algún tipo de psicosis en las que las pesadillas y pensamientos recurrentes son parte de su afección.

Parálisis del sueño

Entre los trastornos del sueño, este resulta especialmente angustiante para quien lo vive, ya que la persona se despierta en medio de la fase de sueño REM cuando tu cerebro está activo pero tu cuerpo no, por lo que te impide mover tu cuerpo a excepción de tus ojos, en este se pueden presentar alucinaciones causadas por el miedo. Se suele considerar como una consecuencia de la narcolepsia, aunque se presenta en menos de la mitad de los pacientes, y puede ocurrir en sujetos no narcolépticos. Típicamente, el sujeto se encuentra mentalmente alerta, pero con total imposibilidad de moverse, exceptuando la respiración y los movimientos oculares.

Se manifiesta frecuentemente al principio del sueño nocturno, aunque también puede ocurrir al despertar.

Sonámbulos

Una característica esencial del sonambulismo es la existencia de episodios en los que el menor se incorpora de forma brusca de la cama e incluso puede levantarse y comenzar a deambular. Los ojos de la persona se mantienen abiertos y la mirada fija, por lo que a primera instancia parecen estar despiertos.

El sonambulismo se presenta principalmente en niños y adolescentes: 15% de los niños tienen uno o más episodios; sin embargo, de 1 a 6% de los niños tienen episodios recurrentes. Cuando ocurre en la etapa adulta está asociado con psicopatologías, reacciones a drogas o consumo de alcohol.

Características:

  • La persona no suele recordar lo sucedido.
  • Aparece de manera brusca durante el sueño profundo.
  • Se presentan movimientos desde simples a complejos.
  • La persona no opone resistencia para regresar a la cama con o sin ayuda.
  • Vuelven a dormir.

Tratamiento:

Los tratamientos farmacológicos del sonambulismo anteriormente consistían en la administración de benzodiacepinas, además de inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina.

En los casos en los que estaba también involucrado otro trastorno del sueño, como el terror nocturno, también se administraban antidepresivos tricíclicos, sin embargo, el tratamiento farmacológico para el sonambulismo aún no es muy claro, ya que no se ha definido con claridad las causas de este trastorno.


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