El Trastorno Límite de la Personalidad o Borderline: El Más Doloroso de los Trastornos

Hoy os traemos un artículo escrito por Ross Rosenberg, psicoterapeuta estadounidense con 30 años de experiencia sobre el Trastorno Límite de la Personalidad (o TLP) también conocido como Borderline y que actualmente se situa entre los trastornos mentales más estigmatizados.

Actualmente hay rumores en el campo de la salud mental acerca de las implicaciones negativas del término TLP en sí, ya que muchos consideran que puede inducir a error, estigmatizar y estar cargado de asociaciones negativas. Según Valerie Porr (2001), presidente de la Treatment and Research Advancement Association for Personality Disorders, (Asociación para el tratamiento y el avance en investigación sobre los trastornos de personalidad), el TLP a menudo no se diagnostica, se diagnostica mal o es tratado de manera inapropiada. Los profesionales clínicos pueden limitar el número de pacientes con TLP en su práctica o rechazarlos como “resistentes al tratamiento”. Si la persona con la afección repite el comportamiento autodestructivo, la frustración entre la familia, los amigos y los profesionales de la salud aumenta y puede llevar a una disminución de la atención.

El trastorno límite de la personalidad se caracteriza por la inestabilidad en el estado de ánimo, la autoimagen, los procesos de pensamiento y las relaciones personales. Cuando son incapaces de regular sus emociones o estado de ánimo, las personas con TLP adoptan conductas salvajes, imprudentes y fuera de control, como relaciones sexuales peligrosas, abuso de drogas, juegos de azar, gastar dinero a lo loco o comer en exceso. Una característica prominente del TLP es la incapacidad de regular su estado de ánimo, lo que a menudo se denomina desregulación emocional.

Los síntomas incluyen, cambios de ánimo que fluctúan rápidamente con periodos de intensa depresión, irritabilidad y/o ansiedad, que pueden durar unas pocas horas o pocos días. Las personas con TLP se sienten abrumadas e incapacitadas por la intensidad de sus emociones, ya sean éstas de alegría y euforia o de depresión, ansiedad o furia. Son incapaces de regular o controlar estas emociones intensas. Cuando están alteradas, experimentan una oleada de emociones intensas, procesos de pensamiento distorsionados y peligrosos, y cambios de ánimo destructivos, que amenazan la seguridad tanto de los demás como de sí mismas.

El enfoque rígidamente dicotómico de amor/odio es un proceso totalmente narcisista, ya que la dirección de la relación siempre está determinada por los sentimientos que en un momento dado tiene la persona con TLP. A diferencia del individuo con trastorno narcisista de la personalidad, los que tienen TLP aparentemente demuestran una capacidad y disposición para ser genuinamente empáticos, sensibles, generosos y sacrificados. Sin embargo, estos atributos positivos no carecen de los conocidos “condicionamientos”; cuando la persona con TLP explota con ira vengadora, todo lo que dijeron o dieron a su ser querido es arrebatado en un solo golpe de agresión con agravantes.

La vida en los extremos: amor/odio

Quienes tienen TLP experimentan el mundo en extremos: negro-y-blanco o todo-o-nada. Cuando están contentos, el mundo es un lugar hermoso y perfecto. La alegría que estas personas experimentan es tan perfecta como puede ser la alegría de cualquier persona. Por otra parte, experimentan de manera irreflexiva ira imprudente, paranoia y sentimientos de desesperanza cuando perciben que han sido rechazados o abandonados.

Su cambio a ira fuera-de-control al rojo vivo, los lleva al punto de hacerse daño a sí mismos o a otros. En circunstancias extremas de depresión, nerviosismo o ira, la persona con TLP puede comportarse espontáneamente de forma violenta y letal —consigo misma o con los demás.

Los individuos con TLP están crónicamente inseguros de sus vidas, ya sea con su familia, sus relaciones personales, trabajo o aspiraciones futuras. También experimentan persistentes pensamientos y sentimientos de incertidumbre e inseguridad acerca de su autoimagen, objetivos a largo plazo, amistades y valores. A menudo sufren de aburrimiento crónico o sentimientos de vacío.

Las personas con TLP normalmente no tienen la intención de causar daño a nadie, incluidas ellas mismas, pero sus arrebatos irreflexivos crean una forma de locura temporal. Durante los momentos de su total crisis emocional, quedan severamente afectados sus procesos de pensamiento, la introspección de su estado emocional y sus habilidades para tomar decisiones acertadas y racionales. Se pondrán a sí mismos y a sus seres queridos en peligro por una ola irracional e incontrolable de odio, ira y paranoia, aunque sea breve. Quienes tienen TLP pueden causarse daño a sí mismos y a otras personas, no por falta de amor sino porque en ese momento se ha detonado algo que los hace experimentar ira y furia conectadas a memorias reprimidas (inconscientes) de su infancia abusada, descuidada y traumática.

Las personas con TLP rara vez son capaces de mantener relaciones estables a largo plazo. Sus relaciones románticas comienzan de manera rápida e intensa, y con una gran cantidad de entusiasmo, euforia y química sexual. Sus emociones cambiantes se mueven en una de dos direcciones: amor y adoración u odio y destrucción. Debido a que la persona con TLP ha tenido poca o ninguna experiencia en relaciones saludables y estables, los sentimientos de “amor perfecto” eufórico que surgen al inicio de sus relaciones no son ni realistas, ni duraderos. Su experiencia inicial de “amor” eufórico es transitoria, ya que su fragilidad psicológica la conduce al final a un colapso emocional.

Este enfoque hacia sus romances, en donde todo es blanco o negro, crea un subibaja de comportamiento extremo: puede colmar a su pareja de amor y amabilidad o encolerizarse con ella con indignación y violencia. Su forma de procesar las relaciones en términos de todo o nada, o amor/odio coloca una carga imposible sobre su pareja.

El abandono: la raíz del problema

La piedra angular del proceso de pensamiento de los que tienen TLP es una preocupación por el abandono, real o imaginario, que desesperadamente intentan evitar. La percepción de una inminente separación o rechazo puede suscitar cambios profundos en la manera en la que piensan acerca de sí mismos de los demás, como también, en su estabilidad emocional y comportamiento. Ya sea real o imaginario, el pensamiento o recuerdo de que pueden ser rechazados o abandonados los hace contraatacar a su pareja romántica con furia y hostilidad agresiva. Un comentario equivocado, un desacuerdo benigno o una expresión percibida como desilusión pueden rápidamente transformar sus sentimientos amorosos hacia su “alma gemela” en una represalia encolerizada contra un enemigo.

Sobre el Autor

Ross Rosenberg es un psicoterapeuta estadounidense con 30 años de experiencia. Es Psicólogo, Master en Consejería, Terapeuta Certificado en Adicciones y escritor. Dueño del centro de consejería Clinical Care Consultants y empresa de entrenamientos Self-Love Recovery Institute, en Chicago. Puedes ver más contenidos sobre el Doctor en su Canal de YouTube: https://www.youtube.com/c/ElSíndromedelImánHumano

Bibliografía

  • Kulkarni, J. (2015). “Borderline Personality Disorder is a Hurtful Label for Real Suffering—Time We Changed It.” Retrieved from: for-real-suffering-time-we-changed-it-41760
  • Porr, V. (2001). “How Advocacy is Bringing Borderline Personality Disorder into the Light: Advocacy Issues.” Retrieved from: http://www.tara4bpd.org/ how-advocacy-is-bringing-borderline-personality-disorder-into-the-light/ (on December 4, 2012)
  • Rosenberg, R (2013). “El Síndrome del Imán Humano: ¿Por Qué Queremos a Quienes Nos Hieren?” Eau Claire,WI: PESI

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