Ciertos medicamentos y estimuladores cerebrales muestran resultados prometedores entre algunos pacientes que no responden a los tratamientos comunes actuales.
Las cifras son alarmantes: casi el 7% de la población adulta de los EE.UU., unos 17,6 millones de personas, es diagnosticada con depresión, según el Instituto Nacional de Salud Mental.
Hay tratamientos eficaces para la depresión pero ni la psicoterapia ni los medicamentos existentes, funcionan para todos… y los antidepresivos más comunes pueden tardar hasta seis agónicas semanas en hacer efecto. Además, se estima que solo la mitad de las personas con depresión buscan tratamiento.
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La buena noticia es que se está investigando mucho, dice el Dr. Jeffrey Borenstein, jefe de New York-based Brain & Behavior Research Foundation (la Fundación de Investigación de Nueva York para la mente y el comportamiento). Aquí os adelantamos los tratamientos más novedosos:
1) Vortioxetina.
El gobierno federal aprobó recientemente la vortioxetina para el tratamiento del trastorno depresivo mayor en adultos. Su nombre comercial es Brintellix y es una variante de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.
La investigación sobre las ratas sugirió que el medicamento podría mejorar algunas dimensiones de la memoria. Un ensayo en humanos mostró que aquellos que lo tomaron tenían una mejor función cognitiva que los que tomaban duloxetina, que se comercializa como Cymbalta.
2) La ketamina.
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La ketamina es un anestésico utilizado en la medicina humana y veterinaria. Tiene la capacidad de reducir rápidamente los síntomas depresivos en las personas que han respondido insuficientemente a los antidepresivos. La ketamina ha generado un gran interés en la comunidad científica y clínica. Un estudio con 72 pacientes, presentado el año pasado en la reunión anual de la Asociación Americana de Psiquiatría, encontró que más de la mitad reportó menos síntomas después de una dosis intravenosa de ketamina.
Los efectos de la ketamina son muy rápidos y pueden durar de tres a cinco días, dijo el doctor Carlos Zárate, jefe de la sección de neurobiología en el Instituto Nacional de Salud Mental. De momento, la ketamina no ha sido aprobada por el gobierno federal para tratar la depresión.
Estas cualidades de actuación de la ketamina podrían ser útiles para los pacientes en riesgo de cometer suicidio, dijo Zárate.
Los efectos secundarios de la ketamina incluyen alucinaciones pero varias compañías farmacéuticas están trabajando en alternativas basadas en la ketamina. Zárate agregó que espera que este tipo de medicamentos estén en el mercado para el año 2017.
3) La estimulación magnética transcraneal (EMT).
La EMT administra pulsos magnéticos breves en el cerebro. Se realizan a través de una bobina electromagnética adyacente al cuero cabelludo de un paciente. Los pulsos magnéticos dirigidos estimulan los circuitos en el cerebro que son poco activos en los pacientes con depresión, con el objetivo de restaurar la función normal y el estado de ánimo.
La EMT fue autorizada por la Food and Drug Administration de EE.UU. para tratar el trastorno depresivo mayor en adultos para los cuales la medicación no funcionaba. A la mayoría de los pacientes se les administra un tratamiento diario durante cuatro a seis semanas de 40 minutos por sesión.
4) La electroterapia de estimulación craneal (CES).
CES implica corrientes eléctricas pequeñas, apenas perceptibles, a través de la cabeza del paciente. Es un dispositivo que se puede utilizar en casa. Ya existe uno en el mercado: es el estimulador de Fisher Wallace, un generador portátil con pilas. Está aprobado por la FDA para el alivio sintomático del insomnio, la ansiedad y la depresión, y para el tratamiento del dolor crónico.
5) La estimulación cerebral profunda.
Es un dispositivo implantado quirúrgicamente y es similar a un marcapasos cardíaco. Se usa para tratar una variedad de síntomas neurológicos, especialmente los que resultan de la enfermedad de Parkinson. Se están realizando ensayos pequeños, la mayoría en Europa, para conocer su eficacia en el tratamiento de la depresión, dijo Dawn Tartaglione, un neurocirujano que trabaja para Integris Health, una compañía de salud con sede en Oklahoma City.
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