Ser la oveja negra de la familia

Cuando las cosas van mal en tu familia, ¿sueles ser el chivo expiatorio que carga con toda la culpabilidad? ¿Te sientes como la oveja negra de la familia?

El termino “paciente identificado” hace referencia a un miembro de la familia que es señalado por los demás miembros como el causante o responsable de la mayoría de las desgracias familiares. Desde la Psicología Sistémica, se considera que el paciente identificado es la manifestación sintomática de una disfunción en toda la familia. Así, el paciente identificado, a través de su conducta problemática, da salida y hace visible problemas latentes y reprimidos en la familia. A menudo, lo que ocurre es que ese hijo actúa como distractor del verdadero problema familiar.

Algunos ejemplos de problemas que un paciente identificado está inconscientemente comunicando son: padres narcisistas con un “Yo” demasiado frágil para asumir sus propias responsabilidades; abuso físico, emocional o sexual; traumas no resueltos; problemas maritales en los padres o problemas entre otros adultos de la familia (el hijo es triangulizado).

El paciente identificado no solamente representa una metáfora de la atmósfera dañina que existe en la familia, sino que además está expresando a gritos la urgente necesidad de un cambio en la dinámica familiar. Sin embargo, el cambio resulta muy difícil sin ayuda profesional porque por lo general, los demás miembros encuentran esta situación muy cómoda, pues ellos salen exentos de cualquier responsabilidad y no tienen que replantearse nada. De hecho es común que los demás hermanos adopten una posición más periférica y sin darse cuenta, hacen lo posible para mantener el statu quo de esta distribución de roles, tratando de reforzar la etiqueta de “problemático” en el paciente identificado cada vez que se presenta la oportunidad. La situación se torna aún más grave cuando los padres buscan aliados en el subsistema de los hermanos, traspasando límites generacionales, con el fin de reconirmar el rol del paciente identificado y así evitar tener que confrontar su parte de responsabilidad en el problema. Esto desespera y aísla todavía más al paciente identificado, quien en el mejor de los casos tratará de buscar apoyo fuera del núcleo familiar. Esta tentativas de buscar ayuda en otro lugar, sin embargo, serán mal vistas por la familia ya que supone una amenaza a la homeostasis o equilibrio familiar, por más disfuncional que sea. Muchas personas prefieren permanecer en lo conocido porque cambiar significa lanzarse en lo desconocido, y eso asusta.

¿Cómo es elegido el chivo expiatorio?

Pensar que porque dos hijos han nacido y crecido en la misma familia, necesariamente han gozado de las mismas oportunidades y han debido de pasar por las mismas dificultades, es una afirmación totalmente ilusoria. Cada hijo ocupa un rol diferente en el sistema familiar y mantiene relaciones distintas con cada miembro. No es lo mismo ser el primer hijo que el segundo porque las circunstancias de una familia son cambiantes, no son estáticas. Generalmente el miembro elegido como chivo expiatorio es un hijo o hija sensible, empático, y con un gran sentido de honestidad y justicia ya que se niega a callarse y seguir perpetrando las incoherencias de su familia. Tiende a mostrarse más vulnerable o más rebelde que los demás hijos. En algunos casos la razón por la que la madre o el padre se ensaña especialmente con él o ella es porque ese hijo en particular le recuerda o bien aspectos de sí mismo que no le gustan o bien a otro familiar con el que existen conflictos no resueltos.

El tipo y alcance de los comportamientos exhibidos por el paciente identificado varía de una persona a otra. Puede ser visto como una persona difícil, con problemas de comportamiento o de manejo de las emociones. En otros casos, el paciente identificado desarrolla un trastorno depresivo, adicción a drogas u alcohol. Y la falta de validación incluso puede llegar a precipitar un trastorno de la personalidad.

Una vez convertido en adulto, el paciente identificado presenta una inseguridad crónica en sus relaciones debido a la sensación de traición que ha experimentado en sus familias. También tiene problemas para manejar sus emociones y tiende a mostrarse extremadamente crítico consigo mismo. Por otra parte, suele tener la idea de que no merece ser querido ya que los mensajes que ha recibido de su familia a lo largo de los años es que es sólo trae problemas, sólo hace daño, que sus reacciones son inadecuadas, que está exagerando, etc.

Cuanto antes se intervenga, menor será el sufrimiento de la familia y sobre todo del paciente identificado. La mejor opción reside sin duda en una psicoterapia con un psicólogo de enfoque sistémico.

por Jasmine Murga


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