Esquizofrenia — Tipos, síntomas, causas, diagnóstico y tratamiento

Si bien la mayoría de los trastornos mentales tienen características comunes entre sí, existen algunos, como la esquizofrenia, en los que los síntomas se manifestarán de manera estrictamente personalizada. Esto quiere decir, que los signos prevalentes de la enfermedad dependerán de la forma en que se desarrolle en cada individuo. En vista de esto, en el siguiente artículo presentamos una definición clara de la esquizofrenia, en conjunto sus causas y con el cuadro clínico empleado como criterio para el diagnóstico. Además, se presentan detalles sobre los métodos empleados para su tratamiento, y el pronóstico general.

¿Qué es esquizofrenia?

La palabra esquizofrenia proviene de palabras del idioma griego clásico; está conformada por la raíz schizein que significa “romper, dividir, escindir”, y phr?n, que se traduce como “mente, razón, entendimiento”. Por lo tanto, su traducción es “mente escindida”, lo cual hace alusión a una división en las capacidades mentales del individuo. En la antigüedad era denominada “demencia precoz”.

La esquizofrenia es un trastorno mental de carácter crónico y grave, y como lo indica la etimología de su nombre, las personas que la padecen experimentan una distorsión severa del pensamiento. Pertenece al grupo de los trastornos psicóticos, ya que el afectado pierde la noción de la realidad, desarrollando conductas que resultan totalmente anómalas para los demás, alucinaciones y delirios. Como es de esperar, todo ello influye de manera negativa en el normal desarrollo de su vida, puesto que impedirá su integración en el medio laboral y en diferentes entornos sociales.

La Organización Mundial de la Salud ha asegurado que existen 52 millones de personas afectadas por esta psicopatología en todo el mundo. El análisis epidemiológico ha arrojado que el 1% de la población mundial padece de esta enfermedad, de cuyo total, cerca del 40% de los afectados corresponden a personas sin hogar. Se ha observado que no hay prevalencia ni en la raza ni en el sexo, por lo que puede atacar tanto a hombres como a mujeres de cualquier país. No obstante, en los primeros es ligeramente más frecuente, y los síntomas se manifiestan de forma temprana, entre los 15 y 30 años de edad, mientras que las mujeres entre los 25 y 35 años.

Síntomas de la esquizofrenia

Los síntomas de la esquizofrenia se manifiestan como resultado de la alteración de la zona del cerebro que se encarga de la coherencia de los pensamientos y el comportamiento. Estos se dividen dos grandes grupos: positivos y negativos, caracterizados por una serie de signos que se describirán a continuación:

Síntomas positivos

Los síntomas positivos de la esquizofrenia se refieren a aquellas manifestaciones anormales, normalmente ligadas a alucinaciones. El individuo se crea una realidad particular, en la que cree ciegamente, a pesar de ser muy distante de la realidad de su entorno, por lo cual percibe los estímulos y desarrolla pensamientos de manera diferente. En este grupo se encuentran los siguientes síntomas:

  • Ideas delirantes: Los delirios son aquellas ideas erróneas que desarrolla el afectado, y que se convierten en una creencia de carácter constante y persistente, de la cual no se aparta aún a pesar de existir pruebas contundentes de su falta de validez. Un ejemplo simple pero valedero es la tendencia a creer que todas las personas de su entorno se encuentran en su contra, cuando no es así.
  • Alucinaciones: Se refiere a la sensación de percepción sensorial, sin que haya existido en realidad un estímulo que la produjera. Esto quiere decir que son ideas originadas únicamente en el cerebro, y no como resultado de un agente externo. Pueden ser de tipo visual, gustativa, táctil, pero las más comunes son las auditivas. Por ejemplo, el enfermo podría tener la idea de haber escuchado voces, en un momento y lugar en que nadie ha hablado.
  • Pensamiento desorganizado: El ritmo del pensamiento se encuentra totalmente alterado. La falta de coherencia se hace evidente al momento de hablar, puesto que las ideas que expresan por lo general carecen de una secuencia lógica, o sentido.
  • Alteración de la autopercepción: Quienes padecen esquizofrenia, a menudo se sienten extraños con respecto a sí mismos; notan cambios drásticos, de los que son ajenos, y en algunos casos llegan a verse al espejo sin reconocerse. Además, les cuesta diferenciarse también de otros individuos, y en vista de esta distorsión se sienten invadidos. Esto se manifiesta de manera frecuente con la idea de que los demás pueden saber qué es lo que están pensando, o por el contrario, se creen capaces de leer el pensamiento de sus semejantes.

Síntomas negativos

Los síntomas negativos se refieren a la ausencia de conductas propias de las personas no afectadas por la enfermedad, en el individuo. Están estrechamente relacionados con la motilidad, por lo que a este grupo también se les conoce como síndrome de actividad psicomotriz disminuida. Está caracterizado por la pérdida del interés, aumento de la actitud apática, y de manera general, una disminución de las capacidades psicomotoras del individuo afectado. Entre los síntomas más comunes se pueden mencionar los siguientes:

  • Retraimiento social: Los pacientes esquizofrénicos por lo general tienden a disminuir considerablemente su contacto con otras personas, llegando a aislarse incluso de sus familiares y amigos cercanos. Esto puede ser motivado bien por elementos de la personalidad del individuo, estimulados por el trastorno, o bien como resultado del aislamiento en el mundo irreal que ha ideado por sí mismo a raíz de la enfermedad.
  • Disminución de la afectividad: El retraimiento social característico de la esquizofrenia va de la mano con la disminución de la capacidad de demostración o recepción de afecto con sus semejantes. Esto es muy evidente en expresiones faciales inmutables ante las emociones, reducción del tono de voz, poco contacto visual y la ausencia de espontaneidad en sus movimientos.
  • Apatoabulia: Relacionada con el sentimiento de apatía, consiste en una ausencia total de interés sobre el desarrollo de cualquier propósito, o de finalizar las actividades ya comenzadas.
  • Anhedonia: Consiste en la pérdida de la capacidad de disfrute de las actividades que solía hacer antes del desarrollo de la enfermedad.

Tipos de esquizofrenia

En la actualidad, en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) se encuentran incluidos cinco tipos de esquizofrenia:

  • Tipo paranoide: Es la forma más común de la enfermedad, y los síntomas predominantes son las alucinaciones auditivas, de manera conjunta con los delirios, pero sin presentar alteraciones en el habla ni en la demostración afectiva.
  • Tipo desorganizada: En la antigüedad, era conocida como hebefrénica. Esta forma de la enfermedad se caracteriza por el pensamiento y lenguaje desorganizado, siendo evidente además en el comportamiento del individuo. En este caso, también hacen presencia otros síntomas positivos como las alucinaciones o delirio. Sin embargo, tampoco tienen una lógica, tendencia u orden definidos.
  • Tipo catatónico: En este caso, los individuos afectados por la enfermedad sufrirán alteraciones del sistema psicomotor del cuerpo, lo cual origina una condición dual en lo que respecta a la sintomatología. Puede ocasionar la inmovilidad del paciente, o por el contrario, desarrollar la tendencia hacer movimientos constantemente, pero aparentemente sin tener origen en un estímulo externo, careciendo a su vez de un fin específico. De esta forma, si alguien intenta moverlo, mantendrá una posición rígida, o adoptaría posturas raras.
  • Tipo residual: Esta se caracteriza por la baja intensidad con la que se presentan los síntomas positivos. Es decir, se trata de un tipo de esquizofrenia en la que no se presentan las alucinaciones, ni los delirios, ni pensamiento desorganizado. Por el contrario, se manifestarán los síntomas negativos, relacionados con la falta de interés general.
  • Tipo indiferenciado: Es aquella forma de la enfermedad en la que no se presentan los síntomas descritos hasta el momento, o en caso opuesto, se manifiestan varios de manera desorganizada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, incluye en su clasificación estos cinco, más otros dos tipos de esquizofrenia:

  • Depresión post-esquizofrénica: Se trata de un episodio depresivo que surge como resultado de la manifestación de los síntomas de la esquizofrenia. En esta forma de la enfermedad, estos podrían persistir, sin embargo, no conforman el cuadro clínico enmarcado para su diagnóstico.
  • Esquizofrenia simple: En esta forma, se manifiestan la mayoría de los síntomas como la desorganización del pensamiento, la inhibición de la capacidad afectiva y los sentimientos de apatía y desgano hacia diferentes actividades. Sin embargo, se ausentan totalmente los principales síntomas positivos, que son las alucinaciones y los delirios. Su diagnóstico es bastante complejo, y es por ello que se ha eliminado del DSM.

Causas de la esquizofrenia

Se trata de una psicopatología en la cual influyen tanto factores genéticos como factores ambientales; aunque las causas que dan origen a la esquizofrenia son aún desconocidas. A continuación se explicarán las teorías más aceptadas sobre la etiopatogenia de la enfermedad en la actualidad:

1. Predisposición genética:

Existe una innegable predisposición genética al desarrollo de este trastorno si existen familiares que lo hayan padecido también; pero aún no se ha identificado un gen específico como el causante de los síntomas. Se han visto casos de gemelos en los que uno de ellos presenta el cuadro clínico descrito, mientras que el otro no. De esto puede concluirse que la herencia aumenta considerablemente el riesgo de esquizofrenia en un individuo. Aunque no es un factor determinante.

Por último, se estima que la esquizofrenia surge debido a una alteración en los receptores dopaminérgicos, transmitida a través del cromosoma 5.

2. Alteraciones neuronales:

Este punto es sumamente importante, y va ligado al anterior. En lo que respecta a alteraciones neuronales, se pueden mencionar anomalías en la actividad de los neurotransmisores, –sustancias encargadas de la transmisión de información entre las neuronas–, específicamente, los conocidos como dopamina y serotonina. De hecho, el tratamiento basado en la regulación de la actividad de estos compuestos resulta eficaz para abordar la enfermedad, lo cual da fe de su influencia en el desarrollo de la misma.

3. Infecciones durante el embarazo y/o complicaciones en el parto:

Se ha determinado que el padecimiento de ciertas infecciones durante los meses de gestación, y la falta de oxígeno en este tiempo o a la hora del parto, pueden influir notablemente en los procesos mentales del bebé, dando pie así al desarrollo de la esquizofrenia en años posteriores.

4. Rasgos de la personalidad y experiencias:

Se estima que existe una relación estrecha en la presencia de ciertos rasgos en la personalidad del individuo, cuyo desarrollo desemboque en el padecimiento de esquizofrenia. De hecho, se observa una predisposición en aquellas personas demasiado sensibles, o sometidas a mucho estrés, las cuales presentan un mayor riesgo y vulnerabilidad ante los signos característicos de la enfermedad.

5. Factores externos:

La influencia de los factores externos va de la mano con cualquiera de los otros descritos hasta el momento. Esto quiere decir que existen ciertos disparadores en el entorno del individuo que podrían fomentar la aparición de la enfermedad, pero esto únicamente si existe ciertas predisposición de él ante ello (rasgos en la personalidad, infecciones prenatales, anomalías en la actividad de los neurotransmisores, etc.

Entre estos factores se pueden mencionar el estrés resultante de vidas demasiado agitadas, o acontecimientos específicos como un divorcio, ruptura amorosa, pérdida del trabajo o haber sido víctima de abusos. Además, se incluye aquí el uso indiscriminado de drogas ilícitas, como LSD, cocaína y las anfetaminas.

Diagnóstico de la esquizofrenia

El diagnóstico de la esquizofrenia consiste principalmente en el estudio y observación minuciosa del comportamiento del paciente, con el fin de comparar su perfil psicológico con los criterios a emplear para identificar esta afección.

Para ello, el especialista realizará una serie de entrevistas al paciente, en la cual indagará en la historia familiar y de él mismo, con el fin de conocer también los antecedentes médicos. Además, se indagará en las condiciones actuales de la vida del mismo en diferentes ámbitos: social, académico, laboral, financiera, entre otros. Todo ello permitirá elaborar un perfil que posteriormente se comparará con el cuadro clínico representativo de la esquizofrenia.

Tratamiento de la esquizofrenia

Realizar un diagnóstico temprano de la enfermedad es una de las claves para su buen abordaje. Mientras más temprano se detecte, los métodos empleados para el tratamiento de la esquizofrenia serán mucho más efectivos, y mejorará el pronóstico del paciente. Además, como ya se dijo, se trata de una enfermedad que se manifiesta de manera diferente en cada individuo, por lo que su diagnóstico específico definirá el tratamiento más adecuado. A continuación se describen los más aplicados:

1. Tratamiento farmacológico

Para el tratamiento de la esquizofrenia resulta primordial e indispensable el uso de fármacos, puesto que estos han arrojado resultados positivos en la mayoría de los casos. Para ello, resulta indispensable informar al paciente sobre los beneficios y efectos secundarios asociadas al empleo de cada uno de ellos, así como también sobre la necesidad del seguimiento de las indicaciones al pie de la letra.

El tratamiento farmacológico de esta enfermedad se basa en el empleo de antipsicóticos, los cuales son compuestos que se encargan de regular la actividad del sistema nervioso central, de forma que son capaces de contrarrestar el desequilibrio en la neurotransmisión. Aquí entran en juego lo antipsicóticos de segunda y primera generación.

  • Antipsicóticos de segunda generación

Representan la primera opción en el abordaje de la enfermedad, puesto que se ha constatado su eficacia en la reducción de los síntomas tanto positivos como negativos. No conforme con ello, son los que acarrean menor cantidad de efectos secundarios en los pacientes.

Desde hace varios años se implementaba una ingesta diaria de los mismos. Sin embargo, en la actualidad se han desarrollado algunos fármacos con una acción más prolongada. Esto representa una ventaja para el mejoramiento de la calidad de vida del paciente y de sus familiares, y vuelve los procedimientos más llevaderos.

Entre los antipsicóticos de ingesta diaria se pueden mencionar: Risperidona, Paliperidona, Quetiapina, Olanzapina, Ziprasidona, Aripiprazol y Amisulpride. Entre los de acción prolongada se encuentran: Risperidona inyectable de larga duración, Palmitato de Paliperidona, Aripiprazol inyectable y Pamoato de Olanzapina.

  • Antipsicóticos de primera generación (clásicos)

Comprenden los primeros medicamentos empleados para tratar el trastorno, y su uso data desde los años 50. Su uso implica especial mejoría en los síntomas positivos, como los delirios y las alucinaciones. Sin embargo, están asociados a la aparición de diferentes efectos secundarios como inquietud, temblores, o por el contrario, rigidez. En este grupo se encuentran: Zuclopentixol, Flufenazina, Haloperidol, Clorpromozina, y Perfenazina.

2. Tratamiento psicológico

La administración de antipsicóticos debe estar acompañada por la asistencia recurrente a terapia psicológica, puesto que esto influirá significativamente en un mejor pronóstico de la enfermedad. Estas pueden realizarse de forma individual, o en conjunto con sus familiares allegados, y su principal fin es informar sobre todo lo relacionado con la enfermedad, para así brindar herramientas que permitan sobrellevarla día a día, así como fomentar el seguimiento del tratamiento.

Entre las metodologías más comunes se encuentran la psicoterapia, la terapia cognitivo conductual, terapia familiar y dependiendo de la gravedad del caso, la rehabilitación. Con ello se trabajará la percepción del individuo sobre sí mismo y su entorno, su capacidad de atención y de expresión, y se estimulará la interacción social.

Como se mencionó anteriormente, uno de los factores que ocasionan la enfermedad es el uso indiscriminado de sustancias psicoactivas, generalmente a raíz de adicciones. El tratamiento psicológico en estos casos resulta sumamente importante, puesto que permitirá ayudar al paciente a abandonar estos hábitos.

El pronóstico de esta patología es positivo, por lo general, siempre que se mantengan los métodos explicados ya. La clave para la mejoría resulta en el seguimiento del tratamiento, incluso después de que los síntomas se disminuyen, puesto que el abandono de las terapias o de los fármacos desencadenará inevitablemente en una recaída. Esto, aunque parezca increíble, se observa en el 74% de los casos, que abandonan el proceso por lo general luego de 1 año.

Contrario a lo que se piensa en la cultura popular, la esquizofrenia es un trastorno que cuenta con un tratamiento bien definido, con el cual el individuo que la padece puede alcanzar niveles de mejoría considerables siempre que se haga un diagnóstico a tiempo. Ahora te invitamos a dejar un comentario con tu opinión sobre este artículo, y además invitarte a que consultes otras entradas de esta página donde conseguirás información sobre otros tipos de trastornos.


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