En España la tasa de desempleo supera el 20% y los ciudadanos culpan a la banca y a los especuladores de la bolsa. En definitiva, protestamos contra la codicia. Hay que buscar un chivo expiatorio y lo hemos encontrado: Wall Street.
Todos recordamos la estafa de 50.000 millones de dólares de Bernard Madoff, los préstamos basura hipotecarios y los movimientos especulativos de la bolsa en torno a la crisis. La burbuja de la codicia acabó por estallar.
¿Dónde se origina la codicia?
La codicia se corresponde con lo que Gautama Buda llamó el deseo: un anhelo exacerbado por el mundo material y sus placeres. Este deseo está en la raíz de todo sufrimiento humano.
El codicioso nunca está contento con lo que tiene y siempre desea más. Se trata de un hambre insaciable. Una especie de gula espiritual. La codicia nace realmente del egoísmo interior.
¿Somos todos unos codiciosos?
Hay muchas otras maneras o ejemplos de codicia.
La adicción es una forma de codicia. Los adictos siempre quieren más de aquello que les da placer o que les permite escapar de la ansiedad o el sufrimiento. Ellos anhelan ansiosamente las drogas, el sexo, el juego, la comida, la pornografía, internet, la televisión, la fama, el poder o el dinero.
Todos tenemos nuestras adicciones personales: la adicción al trabajo, el racionalismo, el perfeccionismo, etc.
Este es nuestro vano intento de llenar un vacío espiritual y emocional interior.
Ver vídeo: Sobredosis de codicia
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