Esta puede ser la causa de por qué no tomamos buenas decisiones

El filósofo Británico Derek Parfit escribió en su libro Reasons and Persons («Razones y personas») lo siguiente:

“El niño que empieza a fumar, aún sabiendo que este hábito le supondrá problemas de salud décadas después, no debe ser juzgado con dureza. Este niño no se identifica con su yo futuro, por lo que la actitud que tiene hacia éste, es como la actitud que tiene hacia otras personas».

Esta visión de Parfit está empezando a ser compartida por los psicólogos, ya que los resultados de los últimos estudios relacionados con la toma de decisiones, sugieren que vemos a nuestro “yo futuro” como a un extraño. Es decir, lo vemos en tercera persona y ajeno a nosotros mismos, lo cual estaría afectando a nuestra capacidad de tomar buenas decisiones y a la actitud que tenemos hacia ellas.

«Es una sensación un poco extraña», dice Hal Hershfield, profesor asistente de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York. «A nivel psicológico y emocional, consideramos nuestro yo futuro como si fuera otra persona».

Uno de los estudios que se han llevado a cabo sobre este tema es el realizado por Hershfield y sus colegas. Este equipo estadounidense pidió a un grupo de voluntarios que se imaginasen a sí mismos tanto en el futuro, como en el presente. Usaron la técnica FMRI (Resonancia Magnética) para estudiar la actividad cerebral de los participantes y descubrieron que, ésta, variaba en cada situación temporal: la corteza prefrontal medial y la corteza cingulada anterior fueron más activas cuando los participantes pensaban en sí mismos en el presente, en comparación a cuando se imaginaban a ellos mismos en el futuro.

Este hecho es interesante porque se relaciona con otros estudios que han demostrado que, estas mismas áreas cerebrales, muestran más actividad cuando pensamos en nosotros mismos que cuando pensamos en otra persona. Es decir, Hershfiel y su equipo encontraron que el yo futuro lo «sentimos» como si fuera alguien diferente a nosotros. De hecho, la actividad neuronal que mostraron los participantes cuando se describieron a sí mismos en 10 años, era muy similar a la que mostraron cuando describieron a Matt Damon o Natalie Portman.

Esta desconexión entre nuestro yo presente y yo futuro afecta a la manera en la que tomamos decisiones. Podemos optar por posponer las cosas, dejando que la otra versión de nosotros mismos (yo futuro) trate con los problemas o tareas. O, como en el caso del niño que empieza a fumar de Parfit, podemos centrarnos en la versión de nuestro yo que obtiene placer, pasando por alto que, en el futuro, pagaremos las consecuencias.

Según esta idea, si la irresponsabilidad y el posponer las cosas provienen, en muchos casos, de una mala conexión entre el yo presente y yo futuro; tal vez el fortalecimiento de esta relación podría ser un remedio efectivo.

Hal Hershfield

El propio profesor Hal Hershfield y una imagen virtual suya con más años.

Hershfield y su equipo, teniendo en cuenta la influencia de esta conexión yo presente – yo futuro, llevaron a cabo el siguiente experimento: reunieron a dos grupos de voluntarios en una sala de realidad virtual y les pidieron que mirasen a un espejo. A uno de estos grupos se les mostró su reflejo, normal y actual (su yo presente), pero al otro grupo se les mostró una imagen digital de ellos mismos con varios años de más. Una vez terminaron esta fase de “verse a ellos mismos”, se les preguntó cómo gastarían mil dólares. ¿Cuáles fueron los resultados? Las personas a las que se les presentó la imagen de sí mismos con más edad, aseguraron que destinarían el doble de dinero a un plan de jubilación (en comparación con los que únicamente se vieron reflejados en el espejo).

Este descubrimiento de la falta de conexión entre nuestro yo presente y yo futuro, podría suponer un importante avance en el campo de la toma de decisiones. Por ejemplo, actualmente se está investigando si la presentación de determinadas imágenes de uno mismo podría ayudar en la pérdida de peso. También, en esta misma línea de desarrollar tácticas que influyan en las decisiones, la industria financiera cuenta con proyectos que faciliten la venta de planes de pensiones. Un ejemplo de ello es el gigante de seguros Allianz, el cual está financiando un proyecto piloto en el que el equipo de Hershfield, mostrará a los trabajadores sus propios rostros envejecidos cuando realicen las asignaciones de pensiones.

Al parecer, tener en cuenta esta relación de nuestros “yoes”, podría ayudarnos a tomar decisiones más acertadas, pues nos ayuda a no olvidar que las consecuencias de lo que hacemos hoy nos afectarán (a nosotros mismos) mañana. Fuente

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