Trastorno dismórfico corporal; obsesión por la imagen del cuerpo

chica con trastorno dismórfico corporal

Si empiezas a preguntar a las personas, es probable que te encuentres con quienes tengan algo en su apariencia que no les guste o que les provoque incluso algunos complejos: unos dientes mal situados, una nariz torcida, unos ojos demasiado grandes o demasiado pequeños, unas manos más rechonchas de lo que se considera ‘normal’, etc. Pero aunque las personas se preocupen por esas pequeñas imperfecciones, no es algo que interfieran en su vida diaria o en su autoestima.

Cuando una persona tiene trastorno dismórfico corporal (TDC) es totalmente diferente. Estas personas piensan en sus defectos reales o percibidos durante horas todos los días, se convierte en una auténtica obsesión para ellos. No son capaces de controlar sus pensamientos negativos y piensan que los demás piensan como ellos. Los pensamientos les causan angustia emocional e interfiere en su funcionamiento diario. Son capaces de que su calidad de vida se vea gravemente dañada, evitan situaciones sociales y se aíslan incluso de familiares o amigos cercanos. Tienen miedo a que otros noten sus defectos.

Qué es el Trastorno Dismórfico Corporal (TDC)

El TDC es un trastorno mental diferente a otros, puesto que se centra sobre todo en la preocupación por un defecto físico real o imaginado (normalmente menor y que otras personas no dan importancia). Las personas con TDC se ven a sí mismas feas y evitan la exposición social o recurren a la cirugía plástica para tratar de mejorar su apariencia.

obsesión por el cuerpo: trastorno dismórfico corporal

El TDC comparte características con otros trastornos como los trastornos de la alimentación o el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). En el caso de los trastorno de alimentación, en ambos casos la persona tiene una preocupación por la imagen corporal, pero en el caso del trastorno de alimentación la persona afectada se preocupa por el peso y la forma de todo su cuerpo. En cambio, una persona con TDC se preocupa por una parte específica del cuerpo.

Por otra parte, las personas con TOC tienen pensamientos, miedos y obsesiones angustiantes que no pueden controlar. Padecen ansiedad y nervios que se producen por los pensamientos y tienen la necesidad de hacer rituales o compulsiones. Con el TDC la persona con la preocupación constante por una zona de su cuerpo, llevará a que esta persona tenga ciertos comportamientos rituales como mirarse todo el tiempo en el espejo o pellizcarse la piel. Al obsesionarse tanto por ese ‘defecto’, la persona afectada tendrá problemas personales, sociales y laborales.

El TDC es un trastorno crónico que afecta a tanto hombres como a mujeres. Suele comenzar durante la adolescencia o a principios de la vida adulta. Las obsesiones corporales más comunes son:

  • Imperfecciones en la piel
  • Peso corporal
  • Cabello
  • Características en el rostro
  • Tamaño de los muslos
  • Tamaño del pene
  • Tamaño de los senos
  • Tamaño de los músculos
  • Tamaño de las nalgas
  • Olores corporales

Síntomas del TDC

Las personas que tienen TDC tienen grandes obsesiones difíciles de disimular sobre su apariencia que pueden durar horas o días. Las obsesiones pueden enfocarse en diferentes zonas de su cuerpo pero se convierte en una fijación extrema.

trastorno dismórfico corporal que hace pasar por cirugía

Tendrán baja autoestima a causa de ese ‘defecto’ que les atormenta, evitarán situaciones sociales y comenzarán a tener problemas tanto en la escuela como en el trabajo (dependiendo de la edad que tengan). Una persona con este trastorno realizará comportamientos compulsivos o repetitivos para tratar de ocultar o mejorar sus defectos aunque estos comportamientos solo les da un alivio temporal.

Algunos síntomas o comportamientos comunes del TDC son:

  • Disimular el ‘defecto’ (ropa, maquillaje, pelo, sombreros, etc.)
  • Comparar habitualmente esa zona de su cuerpo con la de los demás
  • Querer someterse a cirugía
  • Mirarse siempre en un espejo o evitar hacerlo
  • Cuidado excesivo corporal
  • Ejercicio excesivo
  • Cambiarse de ropa varias veces en el día
  • Evitar las fotografías o disimular el ‘defecto’
  • Actividades de preparación repetitiva (como peinarse)
  • Hacer múltiples visitas al médico
  • Pensamientos frecuentes sobre la apariencia
  • Preguntar a los demás frecuentemente sobre su apariencia
  • Salir de casa poco
  • Problemas emocionales (depresión, baja autoestima o ansiedad)

Causas del TDC

La causa exacta que provoca TDC no se conoce. Hay teorías que sugieren que puede ocurrir por un problema con el tamaño o el funcionamiento de ciertas áreas del cerebro que procesan la información sobre la apariencia del cuerpo. Suele ocurrir con más frecuencias en personas con otros trastornos de salud mental como la depresión mayor o la ansiedad. También existen otros factores que pueden influir:

  • Vivencia de eventos traumáticos o conflictos emocionales durante la infancia
  • Baja autoestima
  • Padres y personas que criticaron la apariencia de la persona
  • Presión social en una sociedad que iguala la apariencia física con la belleza y el valor personal

adolescente con trastorno dismórfico corporal

Diagnóstico y tratamiento

En muchas ocasiones la vergüenza que siente la persona con este trastorno hará que dificulte su diagnóstico porque preferirán no decir nada ni buscar ayuda. Muchos de los casos de TDC no son reconocidos. Las personas con TDC no cuentan a sus médicos lo que realmente les ocurre. Como resultado a esto, el trastorno puede pasar desapercibido durante años o nunca ser diagnosticado ni tratado, por lo que la persona continúa con estos problemas y todo lo que ello conlleva.

Una señal de advertencia para los médicos es cuando los pacientes buscan repetidamente cirugía plástica por los mismos o múltiples defectos físicos percibidos. Si un médico se da cuenta puede comenzar a ecualizar al paciente con su historial médico y a hacer un examen físico centrado. Si el médico sospecha que su paciente tiene TDC derivará a la persona a un psiquiatra o psicólogo especializado para hacer un diagnóstico a través de una evaluación de la actitud, comportamiento y síntomas que presenta.

Una vez que se diagnostica a la persona se llevará a cabo el tratamiento. El tratamiento incluye la combinación de varias terapias: psicoterapia (asesoramiento individual que se centra en cambiar el pensamiento y el comportamiento), medicamentos (pueden ser antidepresivos o ansiolíticos) y/o terapia gripal y familiar (el apoyo familiar es fundamental en estos casos para el éxito del tratamiento. La familia debe comprender de qué trata este trastorno y así ayudarán a la persona afectada).


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