Apuesto a que todos los seres humanos nos hemos sentido desgraciados alguna vez en nuestras vidas.
Apostaría que incluso las mujeres y hombres exitosos, tanto en su vida familiar como laboral, han tenido ese momento en que el pesimismo te invade y te lamentas de todas las cosas negativas que afectan tu vida.
Sin embargo, este sentimiento de profundo desasosiego no tiene que ser causa-efecto de los terribles acontecimientos que se pueden dar en tu vida. La clave está en cómo interpretas tú esos acontecimientos.
En la vida nos van a pasar cosas malas. Eso está claro. Puede que tengas una racha mala y las desgracias parecen aliarse en contra tuya. Es en esos momentos cuanto tienes que ser más fuerte que nunca. Eres como el boxeador que ha caído a la lona pero se vuelve a levantar convencido de sus posibilidades.
Plántale cara a las dificultades y relativiza los problemas porque, recuerda, no saldrás vivo de esta aventura llamada vida así que no te amargues tanto.
Cuando estés en tu lecho de muerte podrás estar orgullosa/o porque combatiste con todas tus fuerzas contra tus peores enemigos.