Relaciones familiares conflictivas: “Mi familia ni me valora ni me ayuda”


«Tengo 31 años, estoy separada y tengo un hijo. La relación con mi familia es un desastre, hasta el punto de cortarla.

Hasta hace poco he vivido con mis padres y con una hermana que lo único que han hecho ha sido atacarme, y además, no me han ayudado a cuidar de mi hijo para que yo pudiera mantener mi trabajo. Nunca me han valorado, ni de pequeña, aunque fuera la primera de la clase, ni más mayor, cuando me licencié, ni por el hecho de tener trabajo o por salir adelante con un hijo de seis años.

Tampoco han apreciado a mis amigos. Estar con ellos era hablar de dinero, pijadas del tipo: cómo mantener cuatro casas y decorarlas… cuando yo debía mantenerme a mí y a mi hijo con menos de mil euros. Mis valores son más espirituales (me echaban en cara que era «la espiritual»), y, como dice el
refrán mejor sola que mal acompañada, las pasadas navidades decidí no pasarlas con ellos para no seguir siendo su saco de golpes (que además de psíquicos fueron físicos hasta la adolescencia).

relaciones familiares conflictivas

¿Creen que he hecho bien?

CRIS»

Antes de que los expertos respondan permitidme que os ponga un vídeo en el que se habla de un concepto que quizá muchos de vosotros ya conocéis: las constelaciones familiares. Adentrarse en el mundo de las constelaciones familiares puede ayudaros a mejorar notablemente vuestra relación con la familia. El vídeo comienza en el minuto 2:15. Se explica muy bien y de manera concisa en qué consisten las constelaciones familiares:

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Ahora sí, Techu Arranz y Gustavo Bertolotto, expertos en Programación Neurolingüística y Coaching, responden al problema concreto de Cris:

Querida Cris, la vida opera por medio de un intercambio dinámico de dar y recibir, dar y recibir… Cuando una relación no resulta nutritiva, sino que te erosiona, lo sabio es tomar una decisión y mover ficha, cambiar. Hay que procurar reposicionarse en un espacio donde tengas la posibilidad de crear un proyecto de vida en términos de felicidad. Pero la felicidad se construye día a día a base de elegir pensamientos y acciones que generen bienestar.

Con 31 años, has de ser tú la responsable de tu propia felicidad. Eres la protagonista de la película de tu vida, cuyo guión diseñas cada día. Te anuncio que podrás elegir muchos de los escenarios y protagonistas de las escenas importantes. La forma como elijas tomarte lo que te ocurra determinará si esa película, es una comedia divertida o un pesado drama. ¡Enfócate activamente por disfrutar cada momento!

Por lo que cuentas, tu relación con tu familia no te resultaba constructiva ni gratificante desde el contexto y forma en que la estabas viviendo. Por eso te has independizado y eso es un síntoma de madurez. Vivir por tu cuenta te permitirá sentirte más libre y, al mismo tiempo, conocerte mejor, madurar, mantenerte por ti misma y relacionarte con personas afines a tus valores. Desde ahí podrás construir poco a poco un nuevo tipo de relación con ellos que tal vez bajo el mismo techo sea más difícil generar.

reflexionando

Haz lo posible por celebrar esta nueva etapa y construir tu propio nido. Estas son algunas sugerencias:

1) Pon muy bonito tu nuevo espacio. Un lugar acogedor no requiere dinero, sino que se necesita ponerle cariño e imaginación. Dedícale tiempo y amor. El espacio te lo devolverá cuando estés en él.

2) Rodéate de símbolos importantes para ti, cosas que te evoquen tus valores esenciales. Apoyan mucho las fotos de momentos bonitos con personas que te devuelvan una imagen de ti con la que te sientas reconocida.

3) Haz una lista de los valores que te importen, con los que quieras sembrar tu nueva vida. Debajo de cada valor, apunta tres cosas que puedes hacer en el día a día para honrarlos. Vivir alineado con tus valores marca una diferencia.

5) Invierte en ser consciente de ti misma. ¿Sabes cuáles son tus fortalezas? ¿Tienes claro qué has de aprender a hacer de otra forma? Madurar requiere un esfuerzo de atención continuado por conocernos y por sostener serenamente nuestros valores y convicciones en nuestros grupos de pertenencia (familia, amigos, compañeros).

6) Aprende a vivir en el presente. Te ayudará practicar ejercicios de respiración consciente. Tomar conciencia de cómo inspiramos y exhalamos nos ayuda a parar el ruido mental, y aporta un sosiego desde el cual ya no dependemos del cariño de los demás para sentirnos completos. Es algo difícil de explicar hasta que lo pones en práctica.

RECUPERARTE A TI MISMA para mejorar la relación con tu familia

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Ya sabes que en el universo nada es estático. Si comienzas a rezumar paz y felicidad, no te sentirás sola, porque te habrás recuperado a ti misma. No necesitarás que te valoren otros porque tú misma valorarás tus logros y cualidades.

No te sentirás atacada porque no será tan fácil herirte. Madurar emocionalmente supone asumir que las cosas que tu familia no te pudo dar ni te valoró
en su momento seguramente no te las podrá dar, por lo que es mejor parar esa demanda que os perjudica a todos. Te lo hubieran dado si hubieran sabido cómo.

Ahora te toca a ti aprender a saber lo que necesitas y buscar otras fuentes para cubrir esas necesidades. Solo se consigue independencia emocional entrando en contacto profundo con nuestro interior.

Cuando comenzamos una relación armoniosa con nosotros mismos, se van transmutando las heridas pasadas, y comienza a aparecer un sentimiento de benevolencia y compasión para con aquellos que no nos supieron cuidar. Te lo decimos por experiencia. Será entonces cuando podrás establecer marcos
de relación más claros con tu familia.

Recuerda tres cosas importantes:

1. Quien se engancha en reprochar el pasado a su familia no puede encontrar su identidad, pues se estanca en el reproche infantil y el victimismo.

2. Quien teme parecerse a sus padres en rasgos que rechazan y comportamientos que no perdona muchas veces, termina atrayendo estos mismos
comportamientos,
ya que está continuamente recreándolos en su cabeza.

3. Quien da vueltas en su cabeza a lo que pudo haber sido y no fue, no disfruta de los encantos del presente: una buena comida, un atardecer, reír con
los amigos… Si te resulta difícil despegarte del pasado, pide ayuda psicológica.

Déjate apoyar para encontrar la felicidad. ¡Te la mereces!

Desprenderse de los padres y crear lo propio requiere finalizar con el reclamo a la familia. Declara la paz con lo que ocurrió, libérate del pasado que pesa y libéralos a ellos de sus faltas. Ya fue. Te queda toda una vida por vivir. Aligera las facturas pendientes, lo que no te dijeron o dieron. Ahora te lo puedes buscar tú y encontrar amigos y amigas que te quieran, valoren y apoyen.

Buen camino, Cris.

Extraído de la revista Psicología Práctica.

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