Cuando una persona padece trastorno disocial de la personalidad es característico que los niños y adolescentes no les importa rompen las normas o las reglas. Les cuesta empatizar con otros y aparecen personas frías sin escrúpulos. Estos niños y adolescentes se pueden convertir en personas adultas delictivas, pueden acabar tomando drogas o continuar con esas conductas desafiantes en su vida adulta.
Existen estudios que muestran que adultos con el trastorno antisocial de la personalidad, comenzaron teniendo trastorno disocial de la personalidad en la infancia. Esta probabilidad aumenta si el niño además de presentar el trastorno disocial también tiene TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Existe una diferencia primordial que se debe tener en cuenta entre el trastorno antisocial y el disocial, y es que en el primer caso no se tienen remordimientos ante las malas conductas, en cambio en el disocial sí se tienen.
Qué es
Por tanto, el trastorno disocial es un trastorno pertubador del control de impulsos y de conducta. Se caracteriza por haber una carencia en el control emocional y del comportamiento que se muestran con comportamientos sin empatía, sin escrúpulos hacia los demás, sin querer seguir las normas sociales y en continuo conflicto con las figuras de autoridad.
Para que sea un trastorno disocial, debe haber un patrón de comportamiento, repetitivo y persistente donde la persona viola los derechos de otras personas o repudia las normas sociales (adecuadas a la edad de la persona que los infringe).
Síntomas
Para que una persona pueda ser diagnosticado por el trastorno disocial de la personalidad, deberá valorarlo un experto en salud mental. Igualmente existen diferentes síntomas característicos y para creer que puede tratarse de este trastorno, la persona deberá haber tenido unos 15 síntomas presentes en los últimos 12 meses y al menos uno de ellos, deberá haberlo tenido en los últimos 6 meses.
Para entender mejor los síntomas hay que dividirlos en 4 categorías: agresión, destrucción, fraudulencia y romper las normas.
- Agresión. La agresión debe ser a personas o animales. Tiene una actitud chulesca, amenazante. Tiene peleas, puede usar armas, le gusta la crueldad física con personas o animales, disfruta de los enfrentamientos y en la fuerza en cualquier ámbito de la vida.
- Destruye lo que no es suyo. Puede provocar incendios, romper a golpes, etc.
- Fraudulencia o robos. Roba de forma violenta contra a otras personas, miente, es estafados, roba con o sin enfrentamiento.
- Rompe las normas. No va a la escuela si no quiere, pasa la noche fuera de casa haciendo caso omiso a la hora del toque de queda, etc.
**En niños pequeños puede mostrar un comportamiento agresivo y rencoroso.
Tipos
Para entender mejor el trastorno disocial de la personalidad, hay que saber que existen diferentes tipos y que según la edad en la que aparece el primer síntoma, se pueden apreciar tres tipos diferentes de trastorno disocial:
- Infantil. Aparece antes de los 10 años. Tiene peor pronóstico y puede durar hasta la vida adulta y asociarse con el trastorno antisocial de la personalidad. La persona tendrá problemas temperamentales.
- Adolescentes. El primer síntoma aparece después de los 10 años. Puede ser menos grave si se trata a tiempo. El adolescente será más rebelde, no querrá aceptar normas sociales.
- No especificado. No se sabe cuándo aparece el primer síntomas.
También el Manual Diagnóstico y Estadístico de trastornos mentales (DSM) señala otro tipo más que se debe conocer: ‘ Tipo con emociones prosociales limitadas’ como el trastorno disocial de mayor gravedad. Este tipo muestra que la persona no tiene remordimientos de ningún tipo cuando hace daño a otros, carece absolutamente de empatía, se despreocupa por los resultados de sus acciones y no expresa emociones… parece una persona fría.
Además este trastorno puede presentar algunas características que es necesario tener en cuenta para poder identificarlo a tiempo y así, poder tratarlo siempre que sea necesario acudiendo. Tiempo a un experto en salud mental.
Lo habitual es que el trastorno comience a partir de los 5 años o a mitad de la infancia o adolescencia. Es más común en hombres y normalmente está asociado a un nivel intelectual inferior a la media, con poco vocabulario en las personas afectadas. Con una inteligencia más alta se pueden buscar alternativas a la agresión y se es más proclive a tener empatía con otras personas. En las personas con este trastorno hay una alta tasa de suicidios.
Posibles causas
Es necesario entender este trastorno a través de las causas. En realidad no existe una causa única que justifique el trastorno ya que son muchos los factores que pueden influir en que ocurra. Pueden haber problemas de tipo conductual con falta de desarrollo en la infancia tanto físico como moral que provocará la falta de empatía y la inmadurez constante. Puede ser por causas genéticas y ambientales.
Normalmente las personas que padecen este trastorno pueden salir de hogares con problemas de conducta, problemas sociales, problemas de marginación social, etc. Los niños pueden presenciar conflictos familiares continuados y ellos pueden crecer pensando que es normal actuar de ese modo con los demás. También puede hacer que el niño crezca pensando que no puede confiar en los demás porque todo el mundo está en su contra…. Provocando rechazo social.
El tipo de educación que se le da a los hijos también puede tener un estrecho vínculo, siendo una crianza autoritaria y demasiado crítica con actuaciones punitivas los posibles causantes. Aunque la otra cara de la moneda; los padres excesivamente permisivos pueden tener el mismo resultado por no enseñar a los hijos normas adecuadas. Aunque esto no implica que por tener este tipo de crianza ocurra el trastorno en los hijos al 100%, sí puede facilitar que ocurra y más, si el niño o la tila tiene predisposición genética.
Tratamiento
Este tipo de trastorno puede requerir tratamiento farmacológico para controlar los impulsos y el comportamiento agresivo en casos más puntuales. En cuanto a la terapia con los niños serán necesario que tanto padres como niños acudan a terapia para que exista una buena coordinación y pautas a seguir estrictas. Los padres también necesitan aprender sobre todo este trastorno. Además deberá haber una estrecha colaboración entre profesionales que trabajan con el menor para poder coordinar diversas actuaciones.
Se puede trabajar los programs de tipo cogntiivo-conductual para que el niño, adolescente o adulto aprenda a tener unas mejores habilidades sociales y que aprenda también a tener conductas apropiadas en cada situación.