¿Alguna vez te has levantado por la mañana con la sensación de no tener ganas de nada? Es un sentimiento de apatía molesto que te puede hacer caer en una espiral descendente de tristeza donde acabas pensando que no vales para nada porque no te levantas del sofá en gran parte del día. Parece que las motivaciones que antes te movían, de repente han desaparecido.
Es parte de la naturaleza humana que habrá momentos en que, a pesar de todo lo que tenemos que hacer, e incluso desear, nos encontraremos sin querer hacer nada. ¿Qué separa a aquellos que se vuelven exitosos de aquellos que mantienen el status-quo? La capacidad de encontrar la motivación interna en esos momentos cruciales, la motivación que nos permitirá conquistar nuestra complacencia y avanzar en la acción.
Es posible que te enfrentes a este problema en tu vida diaria, sobre todo cuando intentas hacer cosas sencillas pero que necesitan energía como limpiar tu hogar o ir al gimnasio. Es necesario que cambies el chip de tu mente para que no asocies esas actividades con dolor, si no que seas consciente de que las actividades que realizas siempre te aportarán algo bueno en ti.
Actividades conectadas con placer o dolor
Los psicólogos nos han dicho durante mucho tiempo que los humanos tendemos a conectar cada acción con placer o dolor (o malestar emocional).Hay personas que cuando salen a correr conectan esa actividad con cansancio y dolor físico, en cambio otras personas la conectan con el placer y la felicidad de la satisfacción física.
Cuando a una persona le falta motivación, es probable que se esté asociando la acción con dolor o falta de placer. Por ejemplo, si una persona no quiere ir al gimnasio es porque relaciona el ejercicio a no tener tiempo, al dolor, al aburrimiento, etc. O cuando alguien no quiere limpiar su hogar es porque asocia la limpieza a la pérdida de tiempo, al cansancio, a no poder hacer otras cosas más interesantes, etc.
Para encontrar la motivación en las dos situaciones anteriores igual solo se debería cambiar el enfoque. Por ejemplo en el tema del gimnasio una persona puede recordarse a sí misma que al entrar y al hacer ejercicio se sentirá mejor consigo misma, perderá peso y vivirá más tiempo de forma más saludable… algo que le aportará placer. También, en el otro ejemplo, cuando una persona limpia su hogar encontrará la satisfacción de vivir en un hogar ordenado, limpio y sin gérmenes. Esto son solo dos ejemplos, pero que se pueden aplicar a cualquier parte de la vida en la que no se tengan ganas de hacer nada…
Cuando se cambia la perspectiva en la mente, se libera una fuerza motriz interna que ayuda a cambiar la actitud sobre la acción que se está considerando.
¿Realmente necesitas un descanso porque no tienes ganas de nada?
Existen momentos en la vida en que el cuerpo y la mente te dicen que necesitan un descanso, que están saturados y que no pueden más… te lo muestran en forma de apatía, en no querer nada. Pero tendrás que tener honestidad contigo mismo. Volviendo al tema del gimnasio y la limpieza, por ejemplo en el gimnasio a veces puedes sentir que no tienes ganas de ir, aunque no te gusta especialmente hacer ejercicio sueles ir todos los días, pero hay veces que simplemente te sientes flojo, pero otras veces es que tu cuerpo necesita un descanso y te tomas un par de días de descanso.
En el ejemplo de la limpieza, pasa un poco lo mismo. Quizá limpies tu casa todos los días, pero un día necesitas descansar y prefieres dejar ese día sin limpiar y al día siguiente ya lo harás todo de nuevo. No es dejadez, simplemente sientes cansancio por las circunstancias que sean y necesitas un respiro.
Cuando haces caso a tu cuerpo porque necesitas un descanso tendrás beneficios; necesitas recomponer tu mente y tu cuerpo. Quizá después de darte ese tiempo de relax ya puedas reanudar de nuevo tus actividades normales. Puedes ir a una cafetería y tomar un desayuno, dar un paseo… y luego retomar las actividades. Consiste en tomarse un descaso y después regresar a tus actividades cotidianas.
¿Qué pasa si estoy demasiados días sin querer hacer nada?
El problema puede comenzar cuando llevas demasiado tiempo sin querer hacer nada. Cuando comienzas a tener problemas con tus relaciones sociales y laborales. Cuando el sofá es tu mejor amigo y la que parece que es pereza se apodera de ti cada minuto del día. No tienes ganas de salir, ni de trabajar, ni de ver a nadie… hay días que no tienes ganas ni de asearte. Todo lo que antes te gustaba, de repente ha dejado de hacerlo. Es posible que hagas todas estas cosas, que te fuerces a hacerlas con una sonrisa, para que las personas no noten esa apatía, que incluso, puede avergonzarte en algunas situaciones. Pero es tu realidad actual.
Si es así cómo te sientes no tienes que mirar hacia otra parte. Cuando notas que estás más triste de la cuenta, que nunca tienes ganas de hacer nada y llevas así más de dos semanas seguidas, entonces es posible que debas acudir a tu médico y que te derive a un profesional de la salud mental. Si sientes desgana en muchos aspectos de tu vida donde antes no ocurría es posible que la depresión esté acechándote demasiado cerca.
Tener depresión no es una tontería, no tienes que esperar a que se pase con el tiempo porque no lo hará, solo empeorará. La depresión es una enfermedad mental que debe ser tratada por un especialista de salud mental. Se necesitará un diagnostico de esta afección y seguir un tratamiento adecuado, que en ocasiones requiere la administración de fármacos. Si nunca tienes ganas de hacer nada, no esperes a que se te pase solo, si no te sientes con la capacidad de cambiar tu situación por ti mismo, busca ayuda externa pero no permitas que esa apatía se apodere de ti demasiado tiempo. Una cosa es necesitar un descanso de vez en cuando y otra, sentir que hay un agujero negro en tu corazón.