Musofobia o fobia a las ratas — Qué es, causas, síntomas y tratamiento

En la cultura popular, los ratones y ratas siempre han sido considerados como motivo de miedo en hombre y mujeres; sobretodo estas últimas. Sin embargo, realmente existe una fobia relacionada a las ratas y ratones que es la musofobia. En el siguiente artículo te presentamos su definición, las posibles causas por las que se presenta en las personas, los síntomas que la caracterizan y los diferentes tratamientos que pueden aplicarse para su superación.

Aprende qué es la musofobia

La etimología del término está relacionada a dos palabras de origen griego; mus, que significa laucha o ratón, y phobos, muy conocida, que significa miedo o fobia. De esta forma, el significado de musofobia es miedo a los ratones. Es también conocida con otros nombres como muridofobia, murofobia (en honor a la subfamilia a la que pertenecen todos los roedores, “Murinae”) o surifobia (con origen en la palabra francesa “Souris” que significa ratón).

La musofobia se conoce como la aversión, asco o miedo irracional a los ratones, ratas, y en algunos casos, otros tipos de roedores.  Las personas que sufren de ella sienten malestar al estar cerca de estos animales o al sospechar de su presencia; e incluso ante el estímulo visual de un video, foto o ilustración en el que se les represente.

Durante mucho tiempo las personas han pensado que esta fobia afecta únicamente a las mujeres, pero esto no del todo cierto; ya que tanto hombres como mujeres pueden padecerla en diferentes intensidades, por lo que no es una fobia ligada al género.

Tomando como base datos constatados sobre esta afección, en la actualidad se conoce la edad precisa a la que suele aparecer la fobia específica a los animales, cual ronda los 7 y 9 años de edad. Además, la musofobia suele presentarse con mayor frecuencia en mujeres que en hombres, representando éstas porcentajes muy cercanos al 90% de los casos registrados.

Conoce las causas de la fobia a las ratas

Existe un famoso experimento realizado por el padre del conductismo, John Watson, con el fin de determinar si los miedos eran aprendidos o si se nacía con ellos. Este es conocido como el experimento de “el pequeño Albert”, y se empleará para explicar las causas de la fobia a las ratas.

Para ello, se tomó como muestra un niño de ocho meses de edad, al cual se le presentó por primera vez una rata. No se produjo ninguna reacción de miedo ante este primer encuentro. Luego, se le presentó nuevamente la rata pero en conjunto con un ruido muy fuerte que lograra atemorizarlo. Desde ese momento, el bebé empezó a demostrar pánico al ver a la rata.

A partir de allí se maneja el concepto de que estos miedos son adquiridos en el desarrollo de la vida. Normalmente a raíz de experiencias traumáticas en la infancia; por ejemplo, una mordedura o ante la observación de situaciones en las que los padres o personas del entorno manifiesten miedo a los roedores.

Los ratones han sido siempre considerados como un transmisor de enfermedades (característico de entornos muy sucios), como ladrones de comida y entes dañinos debido a su costumbre de roer las paredes y ropa. Es por ello que no son bienvenidos en ningún hogar, y de manera general las personas suelen sentir cierta aversión y asco hacia ellos. Este mecanismo de defensa motivado por el instinto de supervivencia humano, puede ser transmitido de generación en generación y ser una de las causas de musofobia en algunas personas en conjunto con factores aprendidos.

La mayor incidencia de musofobia en mujeres puede deberse en primera instancia a que la tarea de la limpieza ha sido atribuida en mayor medida a este género desde hace años, y los ratones son signos de poca higiene y enfermedades. Pero a pesar de que desde hace algunos años estos estereotipos han ido cayendo, sigue manejándose la idea de que una mujer debe asustarse ante la presencia de ratas, dejándolo como una clara demostración de delicadeza y feminidad.

¿Cuáles son los síntomas de la musofobia?

Las personas que padecen de fobia a las ratas pueden reconocerse de forma rápida ya que evitan a toda costa imágenes con la más mínima referencia de un ratón u objetos relacionados a ellos como trampas. También les suele afectar los sonidos similares a los que hace el animal y los rastros de su presencia, como paredes roídas, bolsas con agujeros pequeños, entre otros.

De igual forma, los estudios separan ciertas características según su naturaleza. Existen en el musofóbico rasgos cognitivos y conductuales. Los primeros se refieren a los pensamientos negativos en la mente de la persona, la cual tiende a imaginar situaciones en las que el roedor corre hacia ella, camina por su cuerpo, o pasea entre sus cosas; mientras que los conductuales radican en el comportamiento preventivo sin bases, en el cual se evita a toda costa lugares en los que haya posibilidad de encontrarse con alguna rata o ratón.

La reacción más común conocida ante un ataque de pánico ocasionado por esta fobia, son los gritos y la necesidad de huir. Sin embargo, existen algunos síntomas de la musofobia de carácter fisiológico que permiten diferenciar el asco común que suelen tener las personas al de tipo patológico. A continuación se presentan algunos como:

  • Ritmo cardíaco acelerado (taquicardia).
  • Aumento de la presión sanguínea.
  • Sudoración repentina.
  • Dificultad para respirar.
  • Náuseas.
  • Boca seca.
  • Reducción de temperatura de la piel.

Te explicamos los tratamientos de la musofobia

La musofobia no tiene un tratamiento específico para su superación (como en el caso de otras fobias); debido a que son pocas las personas que buscan superar este mal. Esto puede deberse a que en la actualidad los Estados suelen poner bastante empeño en mantener la sanidad de los lugares en los que se desenvuelven los humanos, con el fin de ahuyentar o evitar la llegada de los ratones y ratas,

Sin embargo, entre los tratamientos de la musofobia podrían citarse los clásicos empleados para fobias específicas: terapia de exposición y tratamiento cognitivo conductual. En ambos se emplearán terapias de relajación, meditación y se incentivará al paciente a que hable abiertamente sobre su problema con el fin de hacerlo más común y llevadero.

  • Con la terapia de exposición, se presentarán ante el paciente desde sencillas imágenes de ratones; también podrán probar con lugares en los que pueda encontrarlos (como basureros o depósitos). El fin de este tratamiento es que el paciente enfrente su fobia a las ratas y poco a poco vaya superándolo.
  • El tratamiento cognitivo conductual se basa en proporcionar educación al paciente sobre la musofobia, con el fin de derribar los mitos que sirven de base para sus miedos; de esa forma fomentar la superación de los mismos. El paciente asimilará que no hay que temer, que se trata de animales inofensivos a pesar de no ser aptos para la convivencia con humanos debido a las enfermedades que transmiten. Todo esto a través del conocimiento que adquiera a través de información suministrada por el terapeuta sobre los ratones y ratas.

A pesar de que la musofobia no sea una fobia tan conocida o común, realmente algunas personas sufren de ellas. Si formas parte de ese grupo o conoces a alguien que tenga este miedo irracional a las ratas, te recomendamos llevarlo un especialista; sobretodo si sufre de síntomas intensos. Además, también te invitamos a conocer otras fobias de las que hemos hablado en el sitio.


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