¿Te has fijado en la capacidad de observación de los niños?
Pocos son los que no han señalado (alguna vez y en voz alta) los defectos de un desconocido en, por ejemplo, el transporte público.
Una nueva investigación se ha centrado en esta capacidad de observación de los más pequeños, concluyendo que, al igual que los adultos, son capaces de formar juicios muy sofisticados al mirar el rostro de una persona.
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Los investigadores encontraron en su estudio que los niños de tres años tendían a juzgar los rasgos de una persona (percibir veracidad y competencia) sólo con ver su rostro. De hecho, según los hallazgos publicados en la revista Psychological Science, los niños muestran un notable consenso en los juicios que realizan.
Esta investigación, dirigida por la psicóloga Emily Cogsdill, de la Universidad de Harvard, muestra que la predisposición a juzgar a los demás (basada en las características físicas) comienza temprano en la infancia y no requiere de años de experiencia social.
Otras investigaciones también han demostrado que los adultos, normalmente, utilizamos los rasgos faciales para hacer juicios sobre el carácter de los demás; incluso tras un simple vistazo de sus rostros.
Sin embargo, no está claro si esta tendencia al juicio de rasgos faciales aparece como resultado de una acumulación de experiencias sociales o si es, más bien, algo básico e innato del ser humano que surge a edades tempranas.
«Si el acuerdo, entre adultos y niños, en los juicios basados en rasgos faciales se va dando gradualmente, se podría decir que estas inferencias rasgo facial-personalidad requieren de una experiencia social prolongada”, dice Cogsdill.
“En cambio, si los juicios de los niños son como los de los adultos, esto indicaría que contamos con una capacidad cognitiva social que surge a principios de la vida”, añade Cogsdill.
Para explorar estas ideas, los investigadores pidieron a 99 adultos y 141 niños (de entre 3 y 10 años), que evaluasen distintos pares de caras generadas por un ordenador. Éstas se diferenciaban unas de otras en tres rasgos: honradez, dominación y competencia.
Tras mostrarles cada par de caras, se les pedía a los participantes que, por ejemplo, juzgaran cuál de las dos era una persona muy agradable.
¿Cuáles fueron los resultados?
Como era de esperar, los adultos mostraron un consenso sobre los rasgos que atribuyeron a los rostros. En cuanto a los niños, los que tenían entre tres y cuatro años fueron ligeramente menos consistentes en sus evaluaciones que los de siete años, siendo los juicios de los niños de más edad los que coincidieron más a menudo con los de los adultos. Esto podría indicar que la tendencia a los juicios basados en rasgos faciales se va desarrollando con el paso del tiempo.
En general, los niños solían coincidir más a menudo cuando juzgaban la honradez de las caras, en comparación con los otros dos rasgos. Es decir, posiblemente, los niños tienden a prestar especial atención a si un rostro es, en general, positivo o negativo.
Es importante destacar que las conclusiones de este estudio no se refieren a la cuestión de si los juicios de los niños son inferencias precisas sobre el carácter de una persona. Más bien, demuestran que tanto los adultos como los niños, infieren rasgos de personalidad (realizan juicios) a partir de los rasgos sociales, independientemente de la validez de esos juicios.
«Si tales inferencias se arraigan en el desarrollo temprano, como sugieren los datos, posiblemente los bebés asocian rasgos faciales a determinados comportamientos como, por ejemplo, el comportamiento prosocial”, dice Coghill.
Mahzarin Banaji, profesora de psicología en Harvard y principal investigadora de este estudio, tiene planeado, junto a Coghill y sus colegas, examinar cómo la experiencia social a lo largo del tiempo influye en la percepción social. Fuente
Además del próximo estudio de Mahzarin y, puesto que todavía no está claro cuándo aparece la tendencia a inferir el carácter de las personas a partir de las caras, tal vez se podría examinar a niños más pequeños que los estudiados en esta investigación para encontrar alguna respuesta. ¿Cuáles crees que serían los resultados?
Vídeo: «Los niños hacen aquello que ven»
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