Quizá pienses que eres libre cuando tomas una decisión o que eres tú quien maneja las cosas que decides cada día, pero, ¿estás seguro de esto? El inconsciente tiene un gran poder sobre ti aunque no te des cuenta, tu cerebro decide antes de que la decisión entre en la consciencia y es que muchas decisiones que tomas antes de que creas que has sido tú quien lo ha decidido, ya se había decidido antes en tus redes cerebrales, antes de que fueses conscientes siquiera, de que eso era lo que ibas a decidir.
El cerebro decide antes de que seas consciente de ello
La corteza frontopolar es donde se inician las tomas de decisiones en el cerebro. Cualquier decisión que toes pasa por esa zona del cerebro, pero 10 segundos antes de que tú lo decidas tu cerebro lo ha hecho ya, antes de que lo sepas. Incluso, cuando vas a pulsar una tecla, tu cerebro lo decide de 5 a 7 segundos antes de que tú seas consciente.
John-D. Haynes es un neurocientífico que hizo un experimento que merece la pena mencionar en este apartado. El experimento se realizó con un escáner cerebral y consistía en que unas personas tenían que tomar unas decisiones muy sencillas, podían decidir si apretar un botón a la izquierda o a la derecha. Las personas se sentían libres en sus decisiones y se registró su actividad cerebral. Descubrieron que podían predecir su decisión gracias al escáner y podían averiguar 7 segundos antes cuál era el botón que iban a escoger, 7 segundos antes incluso que las personas fuesen conscientes de su propia decisión.
De qué está hecha una decisión
Las decisiones se dividen en dos partes:
- El proceso cerebral que te lleva a elegir una cosa u otra
- Lo que conscientemente sabes qué quieres hacer.
Pero antes de esto se produce un proceso inconsciente en el cerebro que te prepara antes de escoger y decidir.
El cerebro inicia el proceso de decisión 10 segundos antes de ser conscientes de que se ha tomado la decisión y un poco antes de esto, 7 segundos antes el cerebro ya ha escogido la decisión que se tomará.
La ciencia no puede descartar el libre albedrío en las decisiones de las personas, pero es inverosímil porque la ciencia piensa que se puede cambiar el mundo con este descubrimiento: el cerebro predice qué ocurrirá en el futuro incluso antes de que el cerebro tome una decisión. El libre albedrío en este sentido se refiere a que se puede cambiar el destino, no se refiere a hacer lo que se quiera.
El cerebro puede cambiarse a sí mismo
El cerebro se puede cambiar a sí mismo y cuando se decide algo que se quiere cambiar como por ejemplo practicar más deporte o dejar de fumar, el cerebro comienza a reprogramarse. Pero no es solo la conciencia quien toma la decisión, si no el cerebro como un todo, por lo que no implica solo la conciencia.
En este sentido, se explica cómo alguien quiere hacer algo, como por ejemplo dejar de fumar pero no lo dejan porque la fuerza inconsciente no lo ha aceptado aún. Se necesita fuerza de voluntad consciente que proviene del inconsciente. Esto explica por ejemplo, cuando una persona no quiere comer de forma consciente un alimento porque quiere perder peso, pero de forma inconsciente decide comerlo y fracasa la dieta.
La compra insconsciente en la sociedad
Las personas se mienten y se creen sus propias mentiras, y esto ocurre en gran parte, de forma inconsciente. Esto ocurre en relación a las compras que en muchas ocasiones se hacen de forma impulsiva o inconsciente; las personas no saben por qué compran.
Se compra por diversos motivos, y todos ellos están relacionados con el inconsciente, con los antepasados, con la biología más instintiva. Determinados estímulos sensoriales activan diversas partes del cerebro, como el sistema de recompensas que nos pone en acción y nos pone en búsqueda de alimentos, sexo y seguridad: los tres pilares básicos del reino animal.
Se sabe que cuando una persona ve escenas sexuales modifican la conducta incitando a arriesgarnos más o a gastar más dinero. Los objetos relacionados con el poder ocurre igual, sobre todo en los hombres, que lo ven de forma inconsciente como una forma jerárquica de crecer con el grupo.
Los anuncios juegan con esto para que las personas se sientan identificadas con las marcas, que piensen que necesitan su producto en concreto para ser más feliz. Parece que las personas ya no quieren comprar objetos, ahora compran maneras de ser o estilos de vida.
Las personas pueden escoger determinados productos aunque a nivel sensorial no les satisfagan del todo, simplemente porque se tienen asociados a estos productos recuerdos positivos o esperanzas con respecto a un futuro mejor. Los anuncios de las marcas activan la zona del cerebro que tiene que ver con la identidad personal, es decir que somos capaces de comprar productos no porque se quieran, si no porque de forma inconsciente los identificamos con nosotros y creemos que forman parte de uno mismo. Las personas, de forma inconsciente, quieren formar parte de una comunidad, de una tribu y esto la publicidad, lo sabe y se aprovecha.
Además, las personas tenemos una tendencia innata a imitar el comportamiento de los demás debido a las neuronas espejo. A la hora de consumir somos mucho menos libres de lo que realmente creemos.
¿Somos conscientes de tomar decisiones o no?
El papel de la conciencia en la forma en que se piensa se ha sobrevalorado según John-D. Haynes. Creemos que pensamos racionalmente las cosas, pero en realidad no es así, hay muchas cosas que ocurren en el cerebro y que no experimentamos conscientemente porque hay un gran procedimiento en segundo plano. El cerebro procesa todas las opciones de forma inconsciente y cuando lo decide, es cuando interviene la mente consciente.
El cerebro contiene mapas que corresponden de forma ordenada del mundo externo, y superpone unos y otros para dar forma a la realidad de forma simplificada. Las emociones también tienen un papel importante y es que ellas nos ayudan a percibir y procesar la información de una forma u otra. Algunos estímulos nos emocionan y otros nos dejan indiferente, pero cada persona recibirá el entorno de una forma diferente y lo mismo ocurre con las decisiones, cada persona decidirá según sea su realidad.
Los pensamientos tienen patrones específicos de pensamiento, y en el futuro se está investigando para que a través de escáneres cerebrales se puede descifrar qué está pensando una persona según sus patrones cerebrales, algo muy importante para saber si una persona miente o no. Actualmente se interpreta hasta cierto punto los patrones de pensamiento de las personas que tienen parálisis y que no pueden hablar o comunicarse correctamente. Hay quienes cuestionan estos descubrimientos, porque no se puede estar del todo seguro lo que se demuestra en un escáner o cómo debería ser interpretado.
En realidad, esto puede ser un dilema ético en personas que no lo necesitan, en cambio, podría ser de ayuda para pacientes que están en coma o que no se pueden comunicar. En otros usos deberá haber un debate ético acerca del uso de estas técnicas.