Antes de pasar a ver estas 10 diferencias entre un psicólogo y un amigo, te invito a que veas este magnífico víde0 que refleja muy bien el trabajo que hacemos los psicólogos.
El vídeo que vas a ver es uno de los más populares de mi canal de Youtube. Refleja muy bien el trabajo de introspección que tienen que realizar los psicólogos:
[mashshare]Una de las razones más comunes por las que una persona suele dar para no acudir a un psicólogo es: “bueno, es como hablar con un amigo con la ventaja de que al amigo no le tienes que pagar por escucharte”.
Es innegable que tener un apoyo familiar y una red de amigos con los que contar es crucial para que nuestra vida sea plena y equilibrada. A menudo, el simple hecho de poder hablar y expresar cómo nos sentimos tiene un efecto catártico y terapéutico.
Sin embargo, contarle nuestros problemas a un amigo no es lo mismo que a hacerlo con un profesional. Cuando los problemas perduran en el tiempo y se van complicando, o nos sentimos atrapados en un círculo vicioso del que es difícil salir y donde los argumentos racionales no tienen cabida, entonces quizás sea hora de considerar la ayuda de un psicólogo. A continuación vienen enumeradas las 10 principales diferencias entre un psicólogo y un amigo.
¿En que se diferencia un psicólogo de un amigo (sin por lo tanto restarle su importancia)?
- Los psicólogos somos profesionales que hemos sido formados y entrenados durante varios años para trabajar con diferentes problemáticas y poblaciones. Pero como la diversidad en este mundo es tan grande y compleja, por lo general, cada psicólogo se especializa en uno o varios áreas. Además, dependiendo del enfoque que adoptemos (sistémico, humanista, psicodinámico, cognitivo-conductual, somático, etc.), se trabajará desde una perspectiva u otra. Según mi opinión, tener una visión integradora y sensibilidad transcultural es de suma importancia ya que hay que poder adaptarse a las necesidades y creencias de cada cliente. Algunas personas sólo buscan resolver un problema determinado, sin ir más allá. En estos casos, las terapias breves o orientadas a la solución por ejemplo, son una buena opción. Éstas terapias suelen durar unas 8-10 sesiones como máximo. Si se busca trabajar las relaciones dentro de una pareja o una familia, el enfoque sistémico es el más adecuado. Para una introspección más profunda, se recomienda una terapia psicodinámica. Es importante informarse sobre la modalidad de cada terapia.
- Los psicólogos hemos desarrollado habilidades para detectar información verbal y no verbal relevante. Esto no nos hace más “peligrosos”, al contrario, el hecho de entender lo que ocurre nos convierte en personas más empáticas y menos prejuiciosas.
- La mayoría de la gente escucha con la intención de responder. Los amigos muchas veces caen en la tentación de querer interrumpirte y darte su opinión y eso a la larga, puede resultar frustrante… Un psicólogo en cambio, ha desarrollado una buena capacidad de escucha y sabe cuándo es importante interrumpir. Además es más probable que sepa captar tu frustración y generalmente abordará esta emoción para trabajarla contigo y entender lo que ha suscitado en ti.
- Los psicólogos (especialmente los de enfoque psicodinámico y humanístico) estamos entrenados para fomentar en el paciente la auto-reflexión, la introspección y desenterrar los aspectos negados de su ser.
- Las terapias ayudan a los clientes a conocerse mejor y suponen en la mayoría de los casos un crecimiento personal. Los clientes aprenden a ver su situación desde otra perspectiva, se les ayuda a ampliar su panorama de posibilidades y se les dota de nuevas herramientas para hacer frente a las dificultades de la vida.
- Los psicólogos no estamos ahí para “quedar bien con el paciente”. Por lo tanto, es más probable que un psicólogo te diga cosas que otros no se han atrevido a decirte, asegurándose siempre aún así, de proporcionar un contexto seguro y de contención a la vez. Por su posición de profesional, la carga emocional también se sentirá menos que si es un familiar o un amigo quien te lo dice.
- Los amigos no tienen la suficiente distancia emocional u objetividad para poder distinguir lo que tiene que ver con ellos, con la relación o con el amigo. Tenderán a dar una opinión teñida por su preocupación, su instinto protector, algún conflicto no resuelto en su pasado o como fruto de una proyección de lo que ellos (¡no tú!) consideran ético, justo, moral o razonable. Cada uno tiene sus propios valores pero un buen psicólogo ha sido entrenado para saber dejar sus valores y sesgos de lado (o al menos detectarlos cuando aparecen) y centrarse en lo que es más conveniente para el cliente según la realidad del cliente.
- Las terapias son confidenciales. Aunque pueda ser intimidante y raro al principio hablar de nuestros problemas con un desconocido, el hecho de saber que tu psicólogo está acostumbrado porque es su trabajo, y sobre todo, tener la certeza de que todo lo que digas (a menos que vayas a poner en peligro tu propia vida o la de otra persona) permanecerá bajo secreto profesional, se puede vivir como un gran alivio. Aunque tengas una relación cercana y abierta con tus amigos, puede que haya algunos temas con los que no te sientas cómodo compartiendo. El psicólogo además no tiene ninguna idea preconcebida de ti. Las terapias te permiten expresarte con libertad sin temer el típico “siempre haces eso” o “ya te dije que no…”. Además, un psicólogo nunca utilizará en tu contra la información compartida en la sesión sino que la empleará como herramienta para llegar a conocerte mejor y entender el significado de tus patrones conductuales, emocionales y sentimentales.
- La terapia es un lugar seguro y liberador. Se trata de un espacio para tí, donde puedes ser tú mismo, explorar y experimentar libremente diferentes aspectos de tí mismo sin tener miedo a las repercusiones o a que te juzguen. Obviamente si no te sientes así con tu psicólogo, es importante que se lo comuniques y/o que cambies de profesional.
- La terapia implica límites claros. Mientras que tus amigos son participantes activos en tu vida, tu psicólogo representa más bien un acompañante pasajero. Cuando tu coche se avería en medio de la noche, no llamas a tu psicólogo, sino a tu amigo. Sin embargo, con tu psicóologo sabes que una vez a la semana, de tal hora a tal hora, tendrás tu espacio para poder hablar de todo lo que te preocupe.
por Jasmine Murga