El miedo es una emoción humana poderosa y primitiva. La respuesta del ser humano al miedo tiene 2 vertientes: bioquímica y emocional. La respuesta bioquímica es universal, mientras que la respuesta emocional depende de cada persona.
A mi me interesa la respuesta emocional 😉
Algunas personas son adictas a la adrenalina que les provoca el miedo (los deportes extremos o ver películas que les aterrorizan) y otros tienen una reacción negativa a la sensación de miedo. A pesar de que la reacción física es la misma, el miedo puede ser percibido como positivo o negativo.
La aclimatación al miedo
La exposición repetida a situaciones similares conduce a la familiaridad. Esto reduce en gran medida la respuesta al miedo y la euforia resultante, lo que lleva a los adictos a la adrenalina a buscar emociones nuevas. También constituye la base de algunos tratamientos contra las fobias.
La psicología de las fobias.
Uno de los aspectos de los trastornos de ansiedad es la tendencia a desarrollar un miedo al miedo. Perciben sus respuestas al miedo como algo negativo y lo evitan a toda costa. Es lo que pasa en las fobias.
El miedo se dirige hacia un objeto o situación que no presenta un peligro real. El paciente reconoce que este miedo es irracional pero no puede evitar la reacción.
El tratamiento de las fobias.
Los tratamientos tienden a centrarse en técnicas como la desensibilización sistemática y las inundaciones.
En la desensibilización sistemática, el paciente es expuesto gradualmente ante el objeto o situación causante de la fobia. Por ejemplo, un paciente con miedo a las serpientes puede pasar la primera sesión hablando de serpientes. Poco a poco, en las sesiones posteriores, al paciente se le muestran imágenes de serpientes, jugar con serpientes de juguete, y, finalmente, el manejo de una serpiente viva.
En la técnica de la inundación el paciente es expuesto durante una gran cantidad de tiempo al objeto o situación temida hasta que el miedo disminuye.
Es importante que tales enfoques tan «agresivos» se lleven a cabo sólo bajo la supervisión de un profesional de la salud mental. Estas técnicas son potencialmente traumáticas, sin embargo, en algunas circunstancias, tienen una excelente tasa de éxito.