La depresión o la ansiedad pueden reducir el número de unas enzimas que se encuentran en la placenta y que se encargan de descomponer el cortisol, la hormona del estrés. Esto se traduce en que el feto queda expuesto a una mayor cantidad cortisol.
Un nuevo estudio sugiere que sufrir depresión durante el embarazo aumenta el riesgo de problemas conductuales y emocionales en los niños.
Se cree que la depresión afecta a al menos una de cada cinco mujeres en todo el mundo durante las últimas etapas del embarazo y poco tiempo después del nacimiento del bebé.
Este tipo de depresión se caracteriza por un bajo estado de ánimo y sentimientos de desesperanza. Puede estar provocada por una serie de cambios en la química del cerebro.
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El feto también puede sufrir cambios epigenéticos si la madre sufre demasiado estrés.
«En zonas muy pobres, azotadas por las guerras, la violencia política, la inseguridad alimentaria y la poca ayuda después de desastres naturales, los trabajadores de la salud tienen poco tiempo o pocos recursos para satisfacer las necesidades físicas básicas, y menos velar por una adecuada salud mental de las mujeres embarazadas y que les aleje de la depresión materna», dijo Vivette Glover, investigador del Imperial College de Londres. Fuente