¿Alguna vez has sentido que no merece luchar por algo porque simplemente nada va a cambiar y prefieres quedarte en tu zona de confort que luchar por lo que mereces? Eso es indefensión aprendida. Pero hay mucho más detrás de esto y es necesario saber de qué trata exactamente para identificarlo y que de esta manera, sepas qué debes hacer en el momento en que te ocurra.
Qué es la indefensión aprendida
La indefensión aprendida es un estado mental en que un ser se siente obligado a soportar estímulos negativos, dolorosos o desagradables porque se sienten incapaz de hacer otra cosa. No escapan de esos estímulos aunque sea fácil hacerlo, porque han aprendido que no pueden controlar la situación (aunque sí pueda hacerlo, no se da cuenta de ello).
Esta teoría fue conceptualizada y desarrollada por Martín EP Seligman en la universidad de Pensilvania a finales de la década de los sesenta. Seligman estaban haciendo experimentos sobre el condicionamiento clásico y se dio cuenta de que los perros que recibían descargas eléctricas inevitables no se escapaban después ni las evitaban aunque pudieran hacerlo. Mientras que los perros que no habían recibido descargas eléctricas inevitables sí intentaban escapar cuando las recibían.
El experimento se hizo también con humanos, utilizando ruidos fuertes en lugar de descargas eléctricas y se obtuvieron resultados similares. Seligman bautizó a este comportamiento como indefensión aprendida para describir cómo un ser acepta estímulos negativos y piensa que no puede hacer otra cosa para evitarlos.
En la actualidad, la indefensión aprendida se ha convertido en un principio básico de la teoría del comportamiento demostrando que el aprendizaje previo puede resultar en un cambio drástico en el comportamiento y tratar de explicar por qué las personas pueden aceptar y permanecer pasivas en situaciones negativas a pesar de tener total capacidad para cambiarla.s
Seligman argumenta que el resultado de estas expectativas negativas, otras consecuencias pueden acompañar a la incapacidad o falta de voluntad para actuar, incluida la baja autoestima, la insuficiencia crónica, la tristeza o las enfermedades físicas. La indefensión aprendida también se aplica a muchas condiciones y comportamientos como la depresión clínica, los logros académicos (o fracaso escolar) la violencia doméstica, la pobreza, la discriminación, la crianza de los hijos negativa, el abuso de sustancias, etc.
Los críticos en cambio, piensan que las generalizaciones en la depresión clínica o los logros académicos no están justificadas. Por ejemplo, la aplicación de la teoría a la depresión clínica se considera una simplificación excesiva de la enfermedad que no explica los complejos procesos cognitivos implicados en su etiología, gravedad y manifestación.
En conclusión, cuando los humanos u otros animales llegan a comprender (o creen) que no tienen control sobre lo que les sucede, comienzan a pensar, sentir y actuar como si estuvieran indefensos. No es un rasgo innato; nadie nace creyendo que no tienen absolutamente ningún control sobre lo que les sucede y que es inútil intentar siquiera obtener el control. Es un comportamiento aprendido, condicionado a través de experiencias en las que el sujeto o bien no tiene control sobre sus circunstancias o cree que no tiene control sobre sus circunstancias.
Indefensión aprendida y depresión
Para comprender la conexión propuesta entre la indefensión aprendida y la depresión, debemos comprender los dos tipos de impotencia aprendida, tal como lo describen Seligman y sus colegas.
La indefensión universal es una sensación de impotencia en la que el sujeto cree que no puede hacer nada con respecto a la situación en la que se encuentra. Piensa que nadie puede aliviar su dolor o incomodidad. Por otro lado, está la indefensión personal.
En la indefensión personal se tiene una sensación personal de impotencia donde el sujeto piensa que otros podrían encontrar la solución o evitar su dolor o incomodidad pero cree que él, no es capaz de hacerlo.
Ambos tipos de impotencia pueden llevar a la persona a un estado de depresión por no sentirse capaz de hacer las cosas bien. Pero la calidad e intensidad de la depresión puede variar. Las personas que se sienten desamparadas universalmente tenderán a encontrar razones externas para sus problemas y su falta de habilidad para resolverlas, pero en las personas que piensan que no son capaces ellos mismos de forma personal, se culparán a ellos mismos y sentirán que su malestar es por razones internas.
Las personas que se sienten mal porque no se sienten capaces ellos mismos de cambiar su situación son más propensos a tener baja autoestima y los que piensan que otros podrían solucionar sus problemas se sienten incapaces y por tanto también, con baja autoestima. Aunque los déficits cognitivos y motivacionales son los mismos para las personas indefensas tanto a nivel personal como universal, las personas indefensas tienden a tener un mayor y más impactante déficit emocional.
Para entender el vínculo con la depresión es necesario tener en cuenta que la indefensión aprendida puede variar en otros dos factores: generalidad y estabilidad. La generalidad puede ser global y específica y la estabilidad, crónica y transitoria. Cuando una persona sufre de indefensión global, experimenta impactos negativos en varias áreas de la vida en lugar de simplemente en el área más relevante. También son más propensos a experimentar depresión severa que aquellos que tienen una sensación más específica de indefensión.
Las personas que sufren indefensión crónica (personas que se han sentido indefensos durante mucho tiempo), tendrán más probabilidades de tener síntomas depresivos que aquellos que experimentan una impotencia transitoria (el sentimiento es efímero).
Ejemplos de indefensión aprendida
Desgraciadamente la indefensión aprendida ocurre tanto en animales como personas, y por eso es tan importante darse cuenta de cuándo ocurre para poner remedio cuanto antes y que las personas se sientan capaces y con control en su entorno y en sus decisiones. Para entender mejor lo que es la indefensión aprendida vamos a ver dos ejemplos.
Ejemplo 1
En este ejemplo, podrás ver como una profesora hace un experimento y es capaz de inducir a los alumnos indefensión aprendida en tan solo cinco minutos. Es relevante esto para que nos demos cuenta de la facilidad con la que no nos damos cuenta del control de la situación.
Ejemplo 2
Este ejemplo, podrás entender la explicación del proceso psicológico de indefensión aprendida utilizando la película La lista de Schindler como apoyo audiovisual. Explican cómo las personas pensaban que no podían hacer nada para cambiar su suerte.
Tratamiento para la indefensión aprendida para niños y adultos
Existen tratamientos prometedores para abordar la impotencia aprendida en los humanos (e incluso otros animales). Para tratar la indefensión aprendida se deben tener en cuenta diferentes perspectivas de tratamiento y escoger la que mejor vaya acorde con la persona y la situación del momento que esté viviendo.
Un posible tratamiento basado en los hallazgos de la neurociencia es la relación entre la corteza prefrontal ventromedial (una parte del lóbulo frontal que desempeña un papel en la inhibición de las respuestas emocionales) y el núcleo del rafe dorsal (parte del tronco encefálico asociado con la serotonina y la depresión) y la impotencia aprendida.
Este tratamiento se enfoca en el estímulo de la corteza prefrontal ventromedial e inhibir el núcleo del rafe dorsal a través de medicación, estimulación eléctrica, estimulación trans-magnética o psicológicamente a través de la terapia. Recientemente, los investigadores encontraron buena evidencia de la efectividad de la estimulación magnética transcraneal (EMT) en el tratamiento de la depresión. Dado el vínculo entre la indefensión aprendida y la depresión se piensa que puede ser un buen tratamiento.
Hablando de tratamientos efectivos para la depresión, la terapia también es una buena opción para muchas personas que luchan con indefensión aprendida. Aquellos que se sienten impotentes pueden beneficiarse de trabajar con un profesional de la salud mental con conocimientos aptos para explorar los orígenes de su impotencia, reemplazar creencias antiguas y dañinas con creencias nuevas y saludables, y desarrollar un sentido de compasión para ellos mismos.
Careol Dweck y la indefensión aprendida a través del fracaso
Carol Dweck mostró que existe otra forma efectiva de aliviar la indefensión aprendida: a través del fracaso. En su estudio de 1975 sobre el tema, los participantes que experimentaron reacciones extremas al fracaso se dividieron en dos grupos: uno recibió un entrenamiento intensivo en el que fallaron tareas y fueron guiados para asumir la responsabilidad de su fracaso y atribuirlo a la falta de esfuerzo, mientras que el otro recibió una capacitación intensiva en la que solo experimentaron el éxito. Los resultados mostraron que aquellos en el tratamiento de éxito único no mostraron mejoría en sus reacciones extremas al fracaso, mientras que el grupo que falló mostró una mejoría marcada.
Gracias a Carol Dweck, se sabe que aunque exista indefensión aprendida en ciertas circunstancias personales, las personas tienen la capacidad de recuperación y resiliencia necesaria para hacer frente a las adversidades y a estos pensamientos que les bloquean a la hora de actuar por su propio beneficio. En este sentido, no siempre hace falta que existan las circunstancias necesarias para poder salir o escapar de la indefensión aprendida, si no que con los recursos y estrategias necesarias, una persona que siente impotencia o se siente incapaz de cambiar su vida pensando que no puede hacerlo, puede dar un giro a su vida y su pensamientos ¡y conseguirlo satisfactoriamente y ser más feliz para siempre!