La histeria parece un término acuñado del pasado pero en realidad también se puede utilizar en el presente, aunque con connotaciones diferentes. Antiguamente se entendía como histeria una enfermedad nerviosa caracterizada por frecuentes cambios psíquicos y alteraciones emocionales que pueden ir acompañado de convulsiones, sofocos o parálisis. Actualmente se conoce más como una intensa excitación nerviosa que se provoca por una circunstancia anómala en donde se producen reacciones exageradas que hace que la persona muestre actitudes afectivas exageradas como llorar o gritar.
A continuación vamos a entender un poco mejor qué es la histeria y cómo se entendía en el pasado y por qué y si se utiliza en la actualidad y cómo.
La histeria
La histeria parece ser un término que se aplica a las personas que están siendo demasiado emocionales, por lo que puede sorprenderte saber que alguna vez fue un diagnóstico médico común en la sociedad. En términos sencillos, se usa a menudo para describir un comportamiento que parece excesivo y fuera de control.
Cuando alguien responde de una manera que parece desproporcionadamente emocional para la situación, a menudo se los describe como personas histéricas. Durante la era victoriana, el término se usaba a menudo para referirse a una serie de síntomas que generalmente se observaban solo en mujeres aunque en casos aislados también podían observarse en hombres.
Entonces, ¿cómo era la histeria? Los síntomas de la enfermedad incluían parálisis parcial, alucinaciones y nerviosismo. Se cree que el término proviene del antiguo médico griego Hipócrates, quien asoció estos síntomas con el movimiento del útero de una mujer en diferentes lugares del cuerpo. Los pensadores antiguos creían que el útero de una mujer podía mover libremente a través de diferentes áreas del cuerpo, lo que a menudo daba como resultado diferentes síntomas y dolencias en función de sus movimientos. El término histeria en sí proviene de la histera griega, que significa útero.
La histeria puede no ser un diagnóstico psiquiátrico válido hoy en día, pero es un buen ejemplo de cómo los conceptos pueden emerger, cambiar y ser reemplazados a medida que adquirimos una mayor comprensión de cómo piensan y se comportan los seres humanos, como de la salud física y mental.
Un poco de historia
A finales del siglo XIX, la histeria era considerada como un trastorno psicológico por el neurólogo francés Jean-Martin Charcot quien utilizó la hipnosis para tratar a las mujeres que “padecían” esta afección… Aunque en realidad la histeria era todo un misterio tanto para quien lo padecía como para los profesionales que la trataban.
La histeria y sus misterios tuvieron un papel muy importante para el desarrollo temprano del psicoanálisis. El afamado psicoanalista austriaco Sigmund Freud había estudiado con Charcot, por lo que tuvo experiencia de primera mano en la observación de pacientes a los que se les había diagnosticado la enfermedad, así como los métodos de tratamiento de Charcot. Sigmund Freud por tanto también estudió sobre la histeria.
El trabajo de Freud con el colega Josef Breuer en el caso de Anna O (su verdadero nombre era Bertha Pappenheim), una mujer joven que experimenta los síntomas de la histeria, ayudó al desarrollo de la terapia psicoanalítica. Anna había descubierto que el simple hecho de hablar sobre sus problemas con su terapeuta tenía un gran impacto en su bienestar. Ella llamó a este tratamiento la «cura del habla» y ahora todavía se conoce como terapia de conversación.
También se pensaba que uno de los pacientes de Carl Jung, una joven llamada Sabina Spielrein (también fue una doctora rusa y una de las primeras psicoanalistas femeninas, además se piensa que tuvo una relación romántica con Jung), padecía el trastorno. Jung y Freud a menudo discutían el caso de Spielrein, que tuvo un impacto en las teorías que ambos hombres desarrollaron. La propia Spielrein se formó como psicoanalista y ayudó a introducir el enfoque psicoanalítico en Rusia antes de ser asesinada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Histeria hoy: en la psicología moderna
Hoy en día, la psicología reconoce diferentes tipos de trastornos que se conocían históricamente como histeria, incluidos los trastornos disociativos y los trastornos somatomorfos. Los trastornos disociativos son trastornos psicológicos que implican una disociación o interrupción en aspectos de la conciencia, incluida la identidad y la memoria. Estos tipos de trastornos incluyen la fuga disociativa, el trastorno de identidad disociativo y la amnesia disociativa.
El trastorno somatoformo es una clase de trastorno psicológico que involucra síntomas físicos que no tienen una causa física ni concreta. Estos síntomas suelen imitar enfermedades reales o lesiones. Dichos trastornos incluyen trastorno de conversión, trastorno dismórfico corporal y trastorno de somatización.
En 1980, la Asociación Americana de Psicología cambió su diagnóstico de «neurosis histérica, tipo de conversión» a la de «trastorno de conversión». En la publicación del DSM-5 , los síntomas que una vez fueron etiquetados bajo el amplio paraguas de la histeria encajarían en lo que ahora se conoce como trastorno de síntomas somáticos.
Cómo era un ataque de histeria
En el pasado, para poder reconocer un ataque de histeria se tenían en cuenta los síntomas de las personas que lo padecían. Los síntomas más comunes eran:
- Gritos
- Exageración de actitudes o teatralidad
- Revolcarse por el suelo
- Desgarrarse la ropa
- Arañar o pegar
- Movimientos extraños o espasmos
- Temblores
- Tics
- Imitar enfermedades
- Parálisis parciales del cuerpo
- Catalepsia
- Anestesia corporal
- Ceguera o sordera sin causa aparente
Estas acciones solo ocurrían cuando había delante otras personas, como si fuese una forma de llamar la atención hacia una emoción intensa que no sabían reconocer o controlar. Normalmente ocurría después de haber tenido algún tipo de disgusto o contrariedad en la vida.
Como ves, la histeria tenía una serie de síntomas comunes que le diferenciaban de otras patologías pero que en realidad era algo más emocional que físico, por eso, a través de la psicoterapia se mejoraban los pacientes. Hoy en día, al tener más información sobre los trastornos y sus síntomas es más fácil detectar qué le ocurre a una persona y poder tratarle en consecuencia para poder mejorar su calidad de vida.