A pesar de ser el líquido vital que nos compone, la sangre no suele ser agradable para la mayoría de las personas. De hecho, algunas sienten asco o miedo al sólo verla o percibir su olor; mientras que otras, no la toleran en muchos casos, como en heridas o incisiones quirúrgicas que suelen verse en imágenes o vídeos impactantes. Lo cierto es aunque se considera una reacción bastante común, existen casos en los que este asco o miedo se lleva a límites extremos, transformándose en una fobia conocida como hematofobia; de la cual hablaremos detalladamente para conocerla más a fondo.
Te enseñamos qué es la hematofobia
El significado de hematofobia, al igual que muchas otras palabras, tiene su origen en dos palabras griegas: hema, que significa sangre, y phobos, que significa fobia o miedo. Por tanto, en base a su etimología, se puede traducir literalmente como el miedo a la sangre. Además, también es conocida por el término de hemofobia.
La fobia a la sangre se trata básicamente de un miedo irracional ante la sangre y cualquier cosa relacionada a ella, como las heridas, cortes y jeringuillas. Por lo tanto, las personas que la padecen presentan la tendencia de evitar a toda costa situaciones en las que puedan estar expuestas a sangre, como es el caso de consultas médicas, inyecciones o visitas a laboratorios clínicos.
Esta es una de las fobias más comunes y puede desarrollarse en la infancia en edades comprendidas entre los 5 y 9 años. Además, según datos estadísticos, entre el 3 y 5% de la población la padece, reportándose una mayor incidencia en las mujeres, las cuales representan cerca del 55% de los casos analizados.
La hematofobia puede tener serias repercusiones en la calidad de vida de quienes la padecen; ya que por ejemplo, por medio del estudio de la misma se puede detectar cualquier patología o condición que pueda aquejarlo. Por lo que un paciente que tema a la sangre, evitará realizarse hematologías, se negará a asistir a las consultas médicas aun cuando su salud peligre e incluso estará incapacitado para atender a otra persona en una situación de emergencia.
Conoce los síntomas de la hematofobia
La fobia a la sangre se diferencia de otras fobias en la forma en que se presentan los síntomas en las personas que la padecen. En la cultura popular, generalmente con un toque humorístico, se han retratado personas desmayándose en salas de parto, hospitales o ante la necesidad de una inyección. Es precisamente este rasgo el que distingue a los hemofóbicos del resto.
Los síntomas de la hematofobia se presentan en dos fases bien definidas que se explican a continuación:
- Ante el estímulo fóbico (la sangre), la persona sufrirá un aumento de la actividad cardiovascular, representado por un incremento de la presión arterial y taquicardias. A esto se unen sudoración, temblores y tensión muscular. Estos son los síntomas típicos de la mayoría de las fobias.
- Seguidamente, todos los síntomas que se originaron a raíz del incremento precipitado de la actividad cardiovascular, se reducen en conjunto con esta. De esta forma, la sangre no llega a la periferia y el cuerpo comienza a sentirse débil. Disminuye considerablemente la tensión muscular, se pierde fuerza en las manos, y esto se extiende a otras partes del cuerpo hasta ocasionar el desmayo.
Como se ha dicho, los desmayos son la característica más resaltante del miedo a la sangre, presentándose casos en un porcentaje comprendido entre el 40 y 80% de las personas que la padecen.
Además de todas estas características fisiológicas, las personas que padecen de la fobia a la sangre suelen dar rienda suelta a los pensamientos negativos relativos a su miedo, con lo cual buscan evitar la exposición a un objeto o situación que lo estimule. Todo esto es una maniobra anticipada de defensa, con la que se evitarán tener un ataque de pánico y el posterior desmayo.
Descubre las causas de la hematofobia
Las causas de la hematofobia, al igual que con otros trastornos de este tipo, pueden explicarse por tomando en cuenta tres elementos: experiencia traumática durante la infancia, aprendizaje y condiciones mentales.
En la infancia es común que ocurran accidentes en los que el niño o niña presencie sangre; tal es el caso de raspones en medio de juegos de carreras, o en situaciones naturales humanas como la muda de los dientes. Dependiendo de cómo se den las mismas, esto podría marcar de alguna forma al individuo desarrollando un miedo irracional a la sangre.
De igual forma, el factor de aprendizaje puede influir notablemente en el desarrollo de la fobia a la sangre. Es en este punto en que se estima que esta fobia tiene un componente familiar muy fuerte, dado que la convivencia con personas que la padecen o con tendencia a reaccionar mal ante la sangre, puede influir notablemente en la percepción que tenga el individuo de la misma; por lo que es probable que quede marcado al ver una persona de su núcleo familiar angustiándose en repetidas ocasiones ante situaciones que involucren este líquido.
Sin embargo, la aparición del miedo a la sangre sangre puede tener raíz en otras condiciones mentales, como lo son la nosofobia (definida como el miedo exagerado a contraer enfermedades) y la hipocondría (la creencia obsesiva de que se padece alguna enfermedad). Además, algunas personas presentan miedo ante los médicos, dentistas y otros profesionales de la salud, lo cual puede desencadenar también en hemofobia, en vista de que sus campos de trabajo están ampliamente ligados a la sangre.
Aprende cuáles son los tratamientos de la hematofobia
Como ya se dijo, en comparación con otros tipos de fobias, la hemofobia puede tener repercusiones graves en la calidad de vida de quien la padece al incapacitarla en lo que respecta al control de su salud y la de otros. Por ello es sumamente importante que se tomen las medidas pertinentes para superarlo.
Sin embargo, antes de proceder con cualquier tratamiento, es sumamente importante hacer un estudio del paciente con el fin de conocer las razones por las que se originó la fobia. De esta forma, el terapeuta tendrá un rango de opciones más específico al cual atacar en la aplicación de las terapias que se describen a continuación:
- Terapia cognitivo conductual: Es considerado un tratamiento muy eficaz aplicado en conjunto con la terapia de exposición. Consiste en educar al paciente sobre la fobia que padece, y derrumbar todos los pensamientos negativos infundados en los que basa sus temores (una vez realizado el estudio de los mismos). Con esto se busca que el paciente comprenda a través de la información seleccionada que se le suministre, que la sangre es un líquido vital, que es natural que emane en determinadas situaciones y que esto no siempre implica riesgo.
- Terapia de exposición/Terapia de sensibilización: Se realiza comúnmente en conjunto con el tratamiento anteriormente mencionado. Para ello, tanto el terapeuta como el paciente trabajarán en la realización de una lista de estímulos; los cuales se clasificarán de acuerdo a su intensidad, en una escala del 0 al 10 según el nivel de ansiedad que generen en el hematófobo. Lo siguiente es exponer al paciente, previo acuerdo, a estos estímulos fóbicos de forma gradual. Es sumamente importante que esta pauta se cumpla, ya que sería totalmente contraproducente exponerlo ante una imagen para la cual no está preparado; con ello, se irán observando poco a poco las sensaciones negativas que le produzcan, para que el paciente tenga la oportunidad de afrontar su miedo y superarlo.
La función más resaltante de estas terapias es atacar el problema desde la raíz, indagando en todas las situaciones relacionadas con la sangre que perturben al paciente o que lo hayan marcado en años pasados. De esa forma, los tratamientos de la fobia a la sangre descritos le brindan herramientas y facultad para que enfrente su problema y lo supere por sí mismo.
La hematofobia es un miedo común en la población, por lo que en muchos casos simplemente no le damos la importancia necesaria; por lo que la información suministrada servirá no sólo para ampliar los conocimientos, sino también para poder identificar si nosotros o algún conocido sufre de este miedo irracional; el cual debe ser superado con alguno de los tratamientos comentados anteriormente. Esperamos que la entrada haya sido de su agrado y los invitamos a dejar un comentario con su opinión.