Nuestro cerebro es, posiblemente, el órgano más importante que tenemos en nuestro cuerpo. Después de todo, él es el responsable de manejar todo cuanto hacemos; todo cuanto movemos, escuchamos y vemos, e incluso las cosas de las que nosotros mismos no tenemos consciencia, como el respirar o la digestión.
Es comprensible que nos sintamos mal cuando tenemos un dolor de cabeza, o alguna ligera enfermedad como migrañas o algunos problemas de la vista que nos dan dolores de cabeza.
Sin embargo, cuando llegamos a un punto más álgido, y enfermamos directamente en nuestro cerebro, puede llegar a ser catastrófico para nosotros. En este post estudiaremos las enfermedades mentales, su historia, como se forman y muchas otras cosas más.
Definición de enfermedad mental
Las enfermedades mentales abarcan una amplia variedad de trastornos, cada uno de estos correspondientes a una vertiente distinta.
En términos generales, se definen como alteraciones en el proceso de razonamiento, comportamiento, la facultad para conocer la realidad, las relaciones con los demás o las emociones, consideradas como anormales por el grupo social en el que pueda encontrarse el individuo.
Se habla del grupo social porque desde los tiempos antiguos hasta nuestros días muchas cosas que se conocían como enfermedades, ahora han bajado de tono y no se consideran tan graves.
En definitiva, cada generación o grupo social abarca los trastornos mentales en su propia definición.
Estas enfermedades no tienen una única causa, sino que son el resultado de varias interacciones entre los aspectos psicológicos, biológicos y sociales; y con frecuencia es posible analizar una y encontrar una causa orgánica subyacente.
Dependiendo del concepto de enfermedad que se utilice, algunos autores y médicos han optado por cambiar el término a trastornos mentales o psicopatologías; sobre todo en aquellos casos en que la etiología biológica no está totalmente demostrada. Además el termino enfermedad mental puede acarrear estigmatización social. Es por ello que en aras de evitar herir sensibilidades, se utiliza el término trastorno mental o psicopatología.
Datos históricos de las enfermedades mentales
Durante los años antiguos, las enfermedades mentales se basaban en un sistema de creencias teocráticas que iban profundamente ligadas a la cultura de la población. En las poblaciones más simplistas se creía que cuando una persona padecía alguna enfermedad mental, esto se debía a la interacción de dicha persona con un demonio que la había poseído.
En las culturas más complejas, estas enfermedades se les atribuían a una mala disposición de los dioses, poniendo como explicación que el afectado había hecho enojar a alguno de los dioses a los que rendían pleitesía. Durante esos tiempos, se realizaban trepanaciones craneales con el fin de liberar de la cabeza y la mente del paciente a los malos espíritus que le aquejaban. También se habla de torturas y confinamientos que datan desde hace más de cinco mil años.
En el siglo XIX los así llamados manicomios, asilos o instituciones mentales, eran simples lugares considerados más que como hospitales, como cámaras enormes de torturas y como cárceles.
Uno de los más famosos ha sido el hospital psiquiátrico Cherenton, en París Francia, donde como parte del tratamiento les sumergían la cabeza en agua, los metían de cuerpo completo en agua fría, los mantenían atados o los golpeaban.
También, en caso de que se considerase necesario, tenían la potestad de marcarles la cabeza a los pacientes con un hierro al rojo vivo, pues se creía que de esta manera recuperaban el sentido.
Fue allí mismo, en París, que algunos psiquiátricos, guiados por la teoría de varios doctores, decidieron cambiar los patrones de trabajo que se venían usando. En lugar de mantenerlos encerrados y atados como animales, se les permitió quitarse las cadenas, les limpiaron las habitaciones y los bañaron y trataron con amabilidad.
La teoría se convirtió en un rotundo éxito, pues una vez que los enfermos eran tratados mejor y liberados de sus ataduras y de sus medievales procedimientos, muchos fueron los que fueron capaces de dejar los asilos.
En el año 1949 Antonio Egaz Moniz recibió el premio nobel en medicina por su contribución en “el valor terapéutico de la lobotomía en determinadas psicosis”. Su manifiesto explicaba que una lobotomía, que básicamente consiste en remover una pequeña parte frontal del cerebro total o parcialmente, permitía a los trastornados gozar de una vida más calmada y sosegada; pues aquellos que eran violentos o eran propensos a fuertes arrebatos luego se mostraban dóciles tras la aplicación de la lobotomía.
A su vez Walter Freeman fue el pionero en las lobotomías trans orbitales; que generaron mucha polémica hasta su última intervención en 1967.
Clasificación
Aun cuando normalmente se dividen los trastornos mentales en dos vertientes para de esta forma clasificarlas en trastornos funcionales y trastornos orgánicos, las clínicas y la ciencia demuestra que estas clasificaciones no deben tomarse a la ligera ni de manera literal, pues ninguna de las dos es independiente de la otra.
Y en las patologías, como en el resto del desempeño psíquico, ambos factores interactúan y se relacionan a fin de generar el complejo comportamiento humano tal y como se conoce. De hecho, hay alteraciones biológicas que pueden ser capaces de alterar la psique, del mismo modo que hay alteraciones psicológicas capaces de alterar la biología.
Los trastornos son en sí mismo una clasificación por categorías no excluyente, basada en criterios por rasgos definitorios.
Con esto se admite que no hay una definición que especifique de forma adecuada los límites del concepto; del mismo modo que no hay una definición consistente que englobe todas las posibilidades.
Una percepción muy errónea, pero que al parecer ha seguido aumentando su número de seguidores, es aquella que nos hace pensar que la clasificación de los trastornos mentales clasifica a las personas, cuando lo que realmente hace es clasificar los trastornos de las personas que las padecen.
Una clasificación clásica nos dice que los más importantes trastornos mentales pueden clasificarse en trastornos neuróticos y trastornos psicóticos.
- Trastornos neuróticos: Estos son capaces de alterar la percepción del paciente de sí mismo, su nivel de agrado, de plenitud y de integración del yo, así como también sus relaciones en sus entornos social y familiar cercano. Sin embargo estos trastornos generalmente no se manifiestan con desconexión de la realidad o con alejamiento de la vida social.
- Trastornos psicóticos: Estos trastornos abarcan las manifestaciones más asociadas a las psicopatologías. Sus síntomas clásicos incluyen alucinaciones, delirios y alteraciones afectivas y relacionales. Aquí se incluyen los trastornos depresivos y bipolares, así como también la esquizofrenia, que es de mayor repercusión social. También pueden venir acompañados de desconexión parcial o total de la realidad.
Síntomas más comunes de los trastornos mentales
Los síntomas y signos de las psicopatologías pueden variar debido a diversos factores como el trastorno en sí y las circunstancias. Los síntomas de estas enfermedades pueden afectar las emociones, los pensamientos y las conductas del individuo.
- Sentimientos de desánimo y tristeza
- Pensamientos confusos o capacidad de atención y concentración reducidas.
- Preocupaciones o miedos excesivos.
- Sentimientos de culpa.
- Altibajos y cambios fuertes de humos.
- Alejamiento total o parcial de amigos y familiares.
- Cansancio importante, baja energía y falta de sueño.
- Desconexión de la realidad, paranoia o alucinaciones.
- Incapacidad para soportar el estrés de la vida diaria.
- Problemas para comprender y relacionar situaciones y a las personas.
- Abuso de alcohol y /o drogas.
- Cambios en los hábitos alimenticios.
- Cambios en el deseo sexual.
- Exceso de enojo, violencia y hostilidad.
- Pensamientos suicidas.
En algunas ocasiones, los síntomas y signos de un trastorno mental, se manifiestan también con un trastorno físico, como dolores de cabeza, dolores abdominales, cansancio y algunos otros que llegan de pronto y sin causa aparente.
Causas
Las enfermedades mentales, por lo general, se consideran originadas a partir de una variedad de factores genéticos y ambientales.
- Herencia: los trastornos mentales son más frecuentes en personas cuyos parientes sanguíneos padecen o han padecido con anterioridad de enfermedades mentales. Ciertos genes pueden aumentar el riesgo de llegar a contraerlas.
- Exposición a factores ambientales anteriores al nacimiento: antes de nacer, exponerse a factores como el humo, el alcohol y las drogas por parte de la madre puede ocasionar que el niño en cuestión nazca con trastornos mentales, indistintamente del momento de la vida en que puedan serle diagnosticados.
- Química del cerebro: Los neurotransmisores son sustancias químicas encontradas en el cerebro. La alteración de estos puede causar diversos problemas mentales, entre ellos la depresión, que es el más común.
Tratamiento de los trastornos mentales
El primer paso es del todo imprescindible. Consiste en someter al paciente a una completa y exhaustiva evaluación clínica, a fin de diagnosticar y tratar cualquier trastorno orgánico que pueda estar asociado, potenciar o disparar el problema mental, con lo que podría conseguirse la recuperación completa del paciente o un alivio importante de sus síntomas.
El próximo paso requiere de un enfoque integrador en el que participen psicólogos, psiquiatras, educadores sociales, trabajadores sociales y otros profesionales capacitados. Cada tratamiento integral, dependiendo del caso, la receta de medicinas como método paliativo de los síntomas más pronunciados, así como también el trabajo mental y social que conlleva el trastorno para de esa manera acelerar una recuperación total en el paciente.