El dolor es inevitable en esta vida y te voy a explicar por qué.
Nuestra cultura occidental se enfrenta a la crisis de una manera extraña porque significa una huida del dolor.
Existe un mecanismo psicológico en las personas que huye del dolor. El dolor significa algo nefasto y se le impide a la persona, debido a esta falsa mirada del dolor, adquirir una comprensión única que sólo el dolor otorga. El dolor, la crisis, el conflicto, cualquiera de estas manifestaciones aparentemente caóticas tienen una capacidad inigualable de poder ofrecernos una enseñanza que ninguna otra situación es capaz de otorgar.
La comprensión que proviene del dolor puede ser un aprendizaje para no volver a caer en la situación que ha provocado dicho dolor. Sin embargo, nuestra cultura occidental tiene terror al dolor, terror al conflicto, huye, duda, y ante esa huida no aprende.
No aceptamos que el dolor es inevitable
El problema de la sociedad occidental es que no acepta la dimensión dual de la existencia: nuestro corazón late en una sístole y una diástole, en un cero y en un uno, nuestros pulmones inspiran y expiran. La vida se manifiesta en una dualidad con una energía de fondo que la mueve.
No puede haber vida sin muerte y no puede haber alegría sin dolor. El dolor tiene dos consecuencias inmediatas en la persona:
1) La fragilidad: la vida es maravillosa pero, a la vez, profundamente frágil. Nadie, en su sano juicio, puede asegurar de que dentro de 30 minutos seguirá vivo. Todo el mundo sabe que tiene que morir pero muy pocos se lo creen.
2) La humildad: llega de la mano de la impotencia. Hay cosas que no podemos cambiar.
¿Cuál es el reto? Cuando estamos ante una situación que no podemos cambiar, el reto consiste en cambiarnos a nosotros mismos.
Tenemos que integrar el dolor en nuestra vida.
Transcripción de una conferencia de Alex Rovira y Sesha.