El aislamiento: una rehabilitación totalmente ineficaz

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Tal vez no lo sepas; 82.556 personas. El mismo número de hombres y mujeres que se encuentran en régimen de aislamiento en las cárceles de EEUU.

A pesar de que este tipo de régimen ha ido desapareciendo en la mayoría de los países, durante las últimas décadas cada vez es más habitual en el sistema penitenciario estadounidense. Al principio, fue empleado como un castigo a corto plazo, pero, actualmente, se utiliza regularmente como forma de disciplinar a los presos.

celda de aislamiento

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A medida que el número de prisioneros “en solitario” se ha disparado, los psicólogos y los neurocientíficos se han interesado por saber cómo la falta total de contacto humano nos afecta a largo plazo. 

Según el grupo de científicos que participó en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, este régimen de permanecer aislado de todo es, además de ineficaz como técnica de rehabilitación, perjudicial para la salud mental de los presos.

«Los Estados Unidos, en muchos sentidos, es un caso atípico en el mundo«, dice Craig Haney, psicólogo de la Universidad Santa Cruz de California.

Craig ha pasado las últimas décadas estudiando los efectos mentales que tiene el sistema penitenciario, sobre todo en lo relacionado a la incomunicación.

«Realmente somos el único país que recurre con regularidad, y a largo plazo, a esta forma de reclusión punitiva. Irónicamente, hemos dedicado muy poco tiempo a analizar los efectos de la misma«.

Vale la pena examinar los detalles físicos de la experiencia diaria de un prisionero aislado. «Los presos viven en celdas de, aproximadamente, 80 metros cuadrados. En este entorno duermen, comen, defecan y viven toda su vida«, explica Haney. La mayoría de los prisioneros pasan, por lo menos, 23 horas al día en este entorno carente de estímulos (durante una hora, o menos, pueden estar en el patio). Se les niega el contacto físico en las visitas de amigos y familiares, por lo que pueden estar años o décadas sin tocar a otro ser humano (aparte del contacto que puedan tener con los guardias).

Según las encuestas y entrevistas que han realizado Haney y sus colegas con cerca de 500 presos aislados (de cuatro estados diferentes), este tipo de experiencia tiene un peaje claro para los prisioneros. El estudio de Haney indica que la mayoría de estos presos sufren de estrés psicológico severo, el cual que comienza cuando son puestos en aislamiento, y no desaparece con el tiempo.

Aunque los síntomas más frecuentes de los encuestados fueron los mareos, palpitaciones del corazón y depresión crónica, un 41% de los presos manifestó tener alucinaciones y, un 27%, pensamientos suicidas (todos estos síntomas se dieron en mayor nivel que en la población general de la prisión).

Estos efectos, dice Haney, no solo muestran que el aislamiento perjudica a los internos, sino que se consigue lo contrario a la supuesta meta de rehabilitación:

«Todos somos seres sociales, y las personas que se encuentran en entornos en los que no pueden interactuar con los demás, empiezan a perder el sentido de sí mismos, de su propia identidad«, dice Haney. «Los presos comienzan a retirarse de la poca cantidad de contacto social que se les permite tener, porque, con el tiempo, la estimulación social se convierte en ansiedad-excitación«.

¿Cómo afecta la estimulación y la interacción social al cerebro?

Varias investigaciones han demostrado que la restricción de la exposición a la luz solar (lo cual afectaría a los ritmos circadianos) aumenta la prevalencia de la depresión.

Si los internos ya son propensos a esta enfermedad mental, el aislamiento probablemente les hace aún más vulnerables”, dice Huda Akil, neurocientífica de la Universidad de Michigan.

El buen funcionamiento del cerebro depende de la exposición solar diaria, por lo que esta carencia en la exposición podría explicar algunos de los síntomas que experimentan este tipo de presos.

Además, el aislamiento también tiene implicaciones neurológicas preocupantes a largo plazo, ya que la arquitectura del cerebro puede cambiar con el tiempo: se ha encontrado que el hipocampo tiene un tamaño menor en los cerebros de personas que han estado deprimidas o estresadas durante largos períodos. Es un hecho importante porque esta estructura cerebral está implicada en la memoria, la orientación geográfica, la cognición y la toma de decisiones.

A pesar de que no se han realizado autopsias de personas que han estado en aislamiento durante décadas, Akil cree que con este régimen penitenciario las autoridades están «arruinando un componente muy importante del cerebro que es sensible al estrés«.

Aunque no hay una recopilación de datos sobre el bienestar de los presos en el sistema penitenciario de EEUU, los investigadores consideran que, esta información sobre los daños que causa el aislamiento, demuestra que los presos estarán menos preparados para reinsertarse en la sociedad.

«Me parece que ya es hora de que tengamos una discusión seria acerca de la sabiduría y la humanidad de esta política en los Estados Unidos«, concluye Haney.

El Régimen de aislamiento, ¿un castigo, un sistema de rehabilitación? Al parecer, un método muy poco estudiado con muchas consecuencias.


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