Muchas personas sufren el llamado «dolor crónico». Un dolor de espalda, de cabeza, de lo que sea, que persiste y se agudiza durante el tiempo.
Se estima, según datos de Change Pain, que alrededor de un 17,25 % de la población española sufre dolor crónico. El mas frecuente es el dolor de espalda.
El dolor crónico ya se ha considerado como una enfermedad individual, independiente del mal que lo cause. De hecho ya existen unidades del dolor en los servicios públicos de salud. La OMS (Organización Mundial de la Salud) indicó en el 2008 una serie de directrices para tratar el dolor crónico y existe una Revista creada especialmente para tratar, informar y difundir este mal: Revista de la Sociedad Española del Dolor.
Sin embargo, a pesar de todas estas medidas, el problema persiste porque los tratamientos especializados que se dan en las unidades de dolor no llegan a todas las personas que realmente lo necesitan.
Cuando se trata este tema hay dos consideraciones a tener en cuenta:
1) La creciente adicción a los opioides.
Esto ya es una realidad en países como Estados Unidos y en España cada vez se recetan más este tipo de medicamentos bajo la premisa de que nadie debe soportar dolor si éste se puede evitar con algún fármaco.
Vídeo explicativo sobre el Dolor Crónico:
Paradójicamente, este abuso del consumo de opioides no va ligado a una reducción del número de pacientes tratados por dolor crónico. Por el contrario, existen unos efectos secundarios tales como adicción e hiperalgesia.
Además, el uso de estos fármacos no acaba con el problema. Es como «matar moscas a cañonazos».
2) La endeble escala del dolor del 1 al 10.
Existe una escala establecida por la OMS para definir el grado de dolor que sufre un paciente, siendo el 0 (ausencia de dolor) y 10 (el peor dolor imaginable).
Un número dicho subjetivamente por el paciente no debe guiar al médico a la hora de prescribir medicamentos más o menos fuertes. Dicho número está condicionado por la medicación que ya esté tomando la persona y su situación emocional, familiar,… Aumentar la dosis de dicha medicación o cambiarla por otros fármacos más fuertes no elimina el problema.
Hay que buscar la manera de que el dolor se pueda compaginar con la vida diaria del paciente.
Algunos médicos criticaron un artículo publicado en ‘Pain News Network‘, en el que se decía precisamente que el abuso de opioides en el tratamiento contra el dolor crónico no era lo más indicado. Las críticas se fundamentaban en el hecho de que era inhumano dejar sufrir a las personas con dolor crónico.
Un tratamiento más efectivo pasaría por ayudar emocionalmente al enfermo pues hay un alto porcentaje de estas personas que se sienten desesperadas e incomprendidas.
Existe un estudio llamado ‘Situación actual del dolor crónico en España: iniciativa Pain Proposal’ en el que se aboga por un plan de actuación nacional contra el dolor crónico así como una mayor especialización de los profesionales.
En ocasiones, una charla de calidad con un médico especializado supone el mejor tratamiento.