En ninguna escuela del mundo enseñan a canalizar las emociones negativas. De manera que cuando somos mayores nos encontramos con un buen puñado de reacciones aprendidas de las que no sabemos cómo desprendernos.
Veamos una posible vía para allanar el camino en 4 pasos:
1) Visualizar el problema, verlo desde lejos como si se tratara del problema de otra persona.
2) El segundo paso consiste en ponerle un nombre: se trata de tal o cual cosa, con esa u otra cualidad y su experiencia es agradable o desagradable.
3) A continuación se trata de sentir gratitud, desde lo más profundo de nuestro corazón, con todo nuestro ser. Evocamos esa emoción con una actitud de agradecimiento porque nos la ofrece la vida para aprender o entender algo que en ese momento todavía desconocemos.
De esta manera suscitamos un estado mental positivo a modo de antídoto para un aspecto negativo.
4) Finalmente, el cuarto paso consiste en tener plena confianza de que algo en nuestro interior está cambiando.
Puede que sea una parte más o menos pequeña de nuestra personalidad, pero sumamente significativa: un viaje de mil leguas empieza con un paso, como dice el Tao-Te-Ching.
Esta última parte es de extrema importancia, pues actúa a nivel subconsciente. Alguien escéptico que realice los 3 pasos previos de manera exquisita, si no cree en ello, está dinamitando todo el proceso. La confianza actúa sobre la mente subconsciente, que es la más afectada por las emociones.
Cuando alguien no tiene confianza es como si dijera: «sí-no, sí-no», es como la duda que caracteriza también a las personas ansiosas, la eterna duda ante todas las cosas y situaciones.
Ramón Roselló para Cuerpo y Mente.
Te dejo con un vídeo que te ayudará a desatascar la mente 🙂