Consideraciones sobre la inquietud

Consideraciones sobre la inquietud

La inquietud es uno de los estados anímicos del ser humano, enfermo o sano, neurótico o equilibrado. No se puede establecer una separación absoluta entre la inquietud normal y la enfermiza, y podemos pasar, de manera insidiosa o radical, de una a otra.

Intentaré dar una definición de la inquietud. La inquietud es la falta de tranquilidad. La persona inquieta muestra desasosiego, en espera de la dificultad o desgracia; y así se e retraída. Parte del presente se descarta porque todos sus pensamientos van dirigidos al hecho que le preocupa. Esto, para mi, es lo que significa inquietud.

La persona inquieta, dominada muchos veces por un sentimiento de fracaso, se siente triste y se encuentra fatigada, agotada, sin provecho alguno. La carencia de tranquilidad que experimenta el ser inquieto puede causarle irritación, un desasosiego sobre todo interior.

La inquietud se traduce en estrés y el estrés en ansiedad. Siempre he recomendado la práctica de la meditación como el más poderoso ansiolítico natural que tenemos a nuestro alcance. El budismo, el zen y la meditación hindú son excelentes herramientas para las personas occidentales.


La inquietud produce asimismo alteraciones en el humor e inconsistencia en los sentimientos. Muchas veces, el hastío de la vida se debe a la inquietud, agitación pesada y dolorosa que causa un temor cualquiera.

La inquietud provoca a menudo una incertidumbre de los acontecimientos futuros, siempre más difíciles de afrontar que el propio presente.

Consideraciones sobre la inquietud

No hemos que confundir la inquietud con la irresolución, ya que podemos estar a la vez inquietos y resueltos; ni con el temor, sentimiento o impresión de que vamos a retroceder y a vacilar. La intranquilidad es una forma de ver del espíritu, que advierte un peligro como posible, mientras que el temor es una emoción en vista del peligro.

Cuando la inquietud es grave nos sumerge en la confusión y altera nuestra percepción del mundo. También puede haber confusión en las ideas. Se produce una confusión en el espíritu, un desorden en las opiniones. En la inquietud entra siempre una parte de malestar. El miedo agranda los objetos, ya que siempre exageramos lo que tenemos. El miedo, y sobre todo, el terror son más instintivos, y se presentan mucho antes que la inquietud.


Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*