Teorías sobre el conductismo, aprende todo lo que debes saber

Al hablar de la mente humana, hablamos de un instrumento mucho más delicado cualquier instrumento musical, y mucho más afilado que cualquier instrumento quirúrgico. La forma en la que pensamos, nos sentimos y actuamos puede llegar a ser confusa inclusive para nosotros mismos. A la hora de actuar nos regimos por diversos patrones que pueden no ser los mismos para cada persona, pues cada persona es su propio mundo.

Debido a ello, existen gran cantidad de ramas de la ciencia que se dedican al estudio de diferentes regiones o partes de la mente humana, y todavía ellas no han conseguido llegar a una conclusión total de cómo funciona nuestra mente.

La psicología, ha sido una de esas ramas que más se ha interesado en ahondar en los recovecos de la mente y la psique humanas, llegando a desarrollar teorías de comportamiento que en primera instancia se desconocían o parecían inverosímiles. Una de estas teorías ha sido la teoría llamada

“El conductismo” que nos lleva al terreno del aprendizaje, y bien puede utilizarse en menores o en personas de mayor edad. En este post aprenderemos sobre esa tendencia del aprendizaje, de cómo funciona, su historia y cuales han sido sus principales defensores.

¿De qué va esta teoría?

El conductismo es una corriente de la psicología que se ocupa del estudia de las leyes comunes que rigen el comportamiento humano y animal. El así llamado conductismo tradicional debe dejar de lado los conceptos intrapsíquicos, a fin de concentrarse en lo meramente observable.

Esta teoría sostiene que aquello que conocemos como vida mental, es en verdad solo una abstracción de eso que debería estudiar la psicología: los estímulos que recibimos y su relación con las respuestas que damos.

Los conductistas expertos tienden a definir a los diferentes seres vivos como tabulas rasas, cuya conducta se encuentra condicionada por los refuerzos positivos y los castigos a fin de determinar el comportamiento.

En palabras más simples, se explica que los seres humanos, y muchos de los seres vivos, no se guían únicamente por el instinto, sino que su comportamiento puede también depender del entorno en el que se encuentren, en las actividades realizadas y en los sentimientos que tengan en el momento en que las hacen.

De hecho, esos impulsos nerviosos, que para muchos psicólogos, analistas y estudiosos pueden ser los que llevan a cabo las decisiones de las acciones que luego realizamos, para los conductistas no son otra cosa más que otro tipo de reacciones que son generadas por el entorno en el que nos encontremos.

Su principal creencia es que, indiferentemente del individuo en cuestión, o del ser vivo al que se le aplique, cuando hablamos de conductismo nos referimos a que a cada ser vivo que le es aplicado un estímulo, le sobreviene inmediatamente después una reacción que es el resultado de la mezcla entre el estímulo y el entorno en el que nos encontramos.

Si tomamos un ejemplo, algo tan simple como un golpe propinado por una persona puede verse de distintas maneras y reaccionar de distintos modos dependiendo de varios factores. El estímulo es el mismo: el golpe; pero si es propinado por un amigo en un entorno amistoso, es poco probable que reaccionemos de la misma manera que si recibimos un golpe de alguna persona que no conozcamos o que no soportemos.

El conductismo y su historia

El conductismo es una corriente de la psicología que se define como la utilización de estímulos aprovechables, con el fin de determinar el comportamiento y la conducta de un sujeto ante determinados estímulos.

Este término fue acuñado por John B. Watson en una primera instancia, pero posteriormente se realizaron varios estudios sobre este mismo tema de la mano de muchos otros psicólogos que consideraron cuando menos “interesantes” las propuestas de Watson.

En los primeros tiempos del conductismo, que conocemos como conductismo clásico, Watson no negó la existencia de procesos psíquicos internos, pero dijo en muchos de sus trabajos que no podían llevarse a cabo pruebas o experimentos con ellos porque no eran procesos que fuesen observables.

Estos enfoques estaban muy en contacto con los enfoques ofrecidos por el fisiólogo ruso Iván Pávlov, que estudiaba el comportamiento animal y que llegó a la conclusión de que los actos que los animales realizan no son más que reflejos que correspondían a estímulos recibidos anteriormente. A partir de las investigaciones con animales se pudo diseñar el conocido esquema de condicionamiento clásico.

Enfermedades mentales y teoría de conductismo

Los conductistas son muy frecuentemente vinculados con el mundo de la psiquiatría debido a su enfoque de trabajo experimental para encontrar el porqué de las cosas. Sin embargo esto no siempre es un vínculo que deba darse, puesto que el trabajo de los conductistas en más de una ocasión ha diferido con el de los psiquiatras.

Si tomamos por ejemplo el tema de las enfermedades mentales, podemos notar que los conductistas se oponen fielmente al concepto de las enfermedades mentales, pues cuando hablamos de estas nos referimos a que existe un agente biológico o patológico que presentan los pacientes que las padecen, razón por la cual no pueden funcionar apropiadamente en distintos contextos, o en un contexto individual.

Sin embargo, los conductistas no aprueban esta definición, porque no pueden llevar a cabo suficientes procesos experimentales que den suficiente presencia de la existencia de estos biomarcadores, razón por la cual consideran que el concepto de enfermedad mental se encuentra errado.

Condicionamiento clásico

Aquí hablamos de nuevo del fisiólogo ruso Pávlov, quien durante su trabajo en experimentos sobre cómo segregaba saliva los perros descubrió que estos animales segregaba saliva de manera anticipada cuando recibían el estímulo de la comida. Una vez que sentían que había comida comenzaban a salivar de manera abundante, y Pávlov comenzó a trabajar en base a esto, dando a los animales diversos estímulos como el sonido de una campana, un metrónomo o un silbido, únicamente poniéndoles comida en estos momentos para que pudiesen asociar el estímulo.

Fue de esta manera que Pávlov inició con lo que conocemos como conductismo clásico, que fue una de las primeras formas de condicionar los actos del hombre. Cuando pudo llevar a cabo experimentos con un mayor número de animales ideó una teoría que permitiría condicionar también el comportamiento de los seres humanos.

La teoría del efecto

Esta teoría fue probada por Edward Thorndike, y fue llamada la teoría de los gatos de Thorndike. Este experimento se llevó a cabo situando a varios gatos dentro de cajas, en las cuales se encontraban dos objetos: una anilla y un botón. El experimento consistía en la observación de los animales y ver si conseguían escapar de la caja.

En la caja los gatos podían interactuar con los objetos, pero solo el contacto con uno de ellos podría abrir la puerta que tenía la caja.

En un principio los gatos conseguían escapar por un simple proceso de ensayo y error, pero a medida que aumentaba el tiempo y se sometían a los gatos a este experimento más veces, se pudo comprobar que los gatos elegían la opción correcta más rápidamente.

De esa forma se llegó a la teoría del efecto, que nos dice que si una conducta te resulta beneficiosa en su momento, es más probable que la sigas repitiendo. Aplicaba para los gatos y los seres humanos, así como para muchos otros animales.

Posteriormente formularía la ley del ejercicio, que nos dice que si hay un hábito o aprendizaje que se ejercita se sigue recordando hasta el punto en que se realiza casi sin notarlo, mientras que si no se ejercitan los aprendizajes simplemente se debilitan.

¿Qué pasó con esta teoría?

El conductismo finalmente pareció entrar en un periodo de caída o de declive, que coincidió con la llegada de la psicología cognitiva. Este concepto surge como respuesta al énfasis que le ponía el conductismo a la conducta manifiesta dejando totalmente de lado los procesos cognitivos. La progresiva inclusión de variables en los modelos conductistas sirvió de mucho para lo que hoy en día conocemos como revolución cognitiva.

En la actual psicología, la relación entre el conductismo y el cognitivismo confluyen en la llegada de la terapia cognitivo-conductual, que se centra en encontrar los programas de tratamiento que estén más avalados por la evidencia científica.

Al final, esta terapia se sigue utilizando, pero en lugar de verla actuar en solitario, hoy en día se lleva de la mano con otras teorías que aplican el comportamiento conductual, pero al mismo tiempo también utilizan otras corrientes psicológicas con el fin de mejorar sus posibilidades de ser utilizadas y de llegar a un buen resultado en el trabajo realizado.

Algunos ejemplos pueden ser la terapia de aceptación y compromiso, la terapia conductual para el trastorno de límite de la personalidad o la activación conductual para la depresión.


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