Aprender a controlarte cuando estás a punto de tener una rabieta, es una parte importante del manejo de la ira y te aseguro que tus niveles de estrés se reducirán notablemente. También mejorarás tus relaciones sociales.
Este es el método para evitar ataques de ira:
1) Focaliza tu atención.
Si sientes que estás a punto de perder los estribos, trata de concentrarte en tu estado mental. Es como si tomaras las riendas de un caballo que está a punto de desbocarse, focaliza tu atención en tu mente y no dejes que se desboque.
La respiración profunda te ayudará en este menester. Habla contigo mismo: «No voy a perder el control de mi mente». Repite esto varias veces mientras respiras.
2) No prestes atención a tu exterior.
Cuando estás ante una situación que te hace enojar o si estás en desacuerdo con alguien, trata de no pensar en ello y centrarte en tu interior, en tu mente y en tus sensaciones corporales.
Esto desviará tu atención de la fuente que genera ira en ti. No interactúes con dicha fuente hasta que no te hayas relajado.
3) Hay que ser objetivo.
Si estás en desacuerdo con alguien, trata de no tomarlo como algo personal. Si lo tomas como algo personal, perderás toda forma de objetividad.
Trata de ser objetivo acerca de la situación y esto te ayudará a que no enojarte. La objetividad es un indicador de madurez y te ayudará a tener relaciones más saludables.
4) Esperar.
Las personas con problemas de control de ira tienden a reaccionar ante las situaciones de forma inmediata, sin tomarse el tiempo para considerar su reacción.
Si sientes que estás a punto de explotar o perder los estribos, trata de hacer una pausa para pensar y reflexionar antes de reaccionar. Aprovecha este tiempo para pensar en las consecuencias negativas que te acarrearía un arrebato de ira.
La espera es un indicador muy acertado de que estás manejando muy bien tu enojo.