Aunque el insomnio puede ser en sí mismo una enfermedad, lo más frecuente, lo usual, lo más cotidiano es que existan algunos factores o causas indirectas que lo hayan iniciado y también que lo mantengan. Buscando la máxima concisión posible se pueden enumerar los factores causales más importantes capaces de originar insomnio crónico:
1) Causas psiquiátricas y psicológicas.
En un tanto por ciento muy elevado de casos los problemas para conciliar y mantener el sueño se deben a la existencia de una enfermedad psíquica subyacente más o menos importante.
Dentro de la patología psiquiátrica, son sin lugar a dudas los trastornos de ansiedad y las depresiones las enfermedades que más frecuentemente pueden originar insomnio. También puede cursar con insomnio, o, mejor dicho, con disminución de la necesidad de dormir, una enfermedad grave, como es el trastorno bipolar (sobre todo en la fase maníaca o de euforia).
Por último, dentro de los trastornos psiquiátricos, no se pueden olvidar las demencias, ya que con frecuencia su sintomatología debuta con alteraciones en el sueño (insomnio nocturno y somnolencia diurna).
2) Causas médicas.
En principio se puede afirmar con cierta rotundidad que cualquier enfermedad, lesión o trastorno que implique la presencia de dolor, fiebre o picor puede dificultar el normal desarrollo del sueño. Por lo que respecta a este punto, es preciso tener siempre presente que para obtener una reparación del cansancio es preferible dormir menos horas pero continuadamente que dormir muchas horas pero con despertares intercalados.
3) Causas de origen tóxico o farmacológico.
Es preciso insistir en que el consumo de estimulantes o activadores el sistema nervioso central puede dar lugar también a situaciones de insomnio crónico, sobre todo cuando dicho consumo se efectúa de forma permanente.
El caso más significativo, dado lo extendido de su consumo y la facilidad para su adquisición, podría ser el del alcohol, que induce con cierta rapidez un estado de sopor-somnolencia pero altera la estructura del sueño originando una sensación de no haber descansado adecuadamente. También puede interferir en el sueño el consumo abusivo de nicotina; en este sentido, a los grandes fumadores, por ejemplo, les cuesta más dormir y presentan un sueño fraccionado y una sensación subjetiva de cansancio al despertar.